domingo, diciembre 31, 2017

Recordando 2017

Cerrar el año es parte de un ritual que no llevo demasiado bien por tener que enfrentar nuevamente situaciones que no fueron del todo agradables. Como siempre, me centro en lo negativo, como si no hubiese habido cosas positivas. Aparentemente tengo un cerebro reptilano hiperdesarrollado.

Bueno, éste va a ser un post largo.

Si tuviese que describir el año de alguna manera sería con la palabra "tumultuoso", especialmente a nivel emocional. ¡Qué año más duro ha sido! Estoy por ponerlo a la altura de 2012. Puede que me esté dejando llevar por los últimos meses, que han sido especialmente complicados, o quizás  los recuerdo más intensos porque son más recientes, quién sabe.

Empecemos por lo fácil.

Este año he hecho un montón de cursos y talleres de los míos: ho'oponopono, niño interior, reflexología, masaje thai, lo divino femenino, reiki, eneagrama, zen, abrirme los registros akáshikos, taller de Mandalas, sesiones con los médicos del cielo, las bendiciones del útero del sistema Miranda Grey, la lectura del aura, constelaciones sistémicas, las charlas del centro budista, el curso de reiki lunar, y el curso de limpiezas energéticas.

Todos han sido cursos muy interesantes, incluso bonitos. Pero si tuviese que elegir uno sería el del niño interior. Este curso me ha permitido ponerme en contacto con la niña que vive dentro de mí, muy olvidada hasta entonces. A través de ella, he aprendido a quererme más, a desbloquear una sensibilidad especial que llevaba por dentro, a aprender a estar conmigo mejor. Ella siempre está conmigo, y yo con ella. Ambas nos cuidamos.
A través de la niña he podido perdonar a mis padres por muchas de las cosas que guardaba contra ellos. También me ha abierto la puerta al transgeneracional, un área que me llama mucho la atención. Aun no he decidido si la abordaré el próximo año. Hay demasiados caminos por recorrer.

El curso de eneagrama empezó tarde, pero me está gustando. Me resulta fascinante conocer los eneatipos. El haber empezado por la triada mental en primer lugar, me ha permitido conocer mi eneatipo antes, y poder conocerme un poco mejor. Ahora me sorprendo haciendo cosas del eneatipo 6 de las cuales antes ni era consciente. Crisis dice que soy un seis de libro, y sí, me siento muy representada. Creo que me iría mejor si pudiese irme de vez en cuando al ala siete, para ser más entusiasta y espontánea.

Además de los cursos trascendentales, también he hecho algunas actividades mundanas e interesantes, como aprender a montar en piragua, ir de camping, celebrar el Año Nuevo japonés (mochitsuki), montar en el Naviluz, la exposición de Biocultura, pintar un cuadro.

Viajes. Durante este año tuve los siguientes destinos principales: Tenerife, Vigo, Zaragoza, Pechón, Toulouse, Bretaña, Munich, Hamburgo (no podía faltar), los campos de lavanda de Brihuega, Málaga, Sant Carles de la Rápita, y Jarque. Sí, este año he procurado visitar más el pueblo. La casa de allí tiene algo especial: me hace sentir bien, protegida. Tiene una energía única.
Miro la lista y salvo Zaragoza (por temas obvios) creo que no ha habido viaje malo. Pero voy a elegir Pechón, porque es un viaje que hice sola, algo que no creía que fuese capaz de hacer. Lástima no haber podido ir a Gredos.

Conciertos.  No ha habido muchos: el concierto de año nuevo en el auditorio, el concierto-tributo a Guns 'n' Roses de Rock en Familia, Alterbridge, Moonspell, e In-Flames.

Trabajo. Ha sido un área muy activa. A mediados de año dejé la jefatura de mi sector para pasar a dirigir la PPM. Fue un cambio forzado, y no me hizo mucha gracia. Sé que el trabajo no va a ser tan interesante como antes, pero a cambio estoy muy contenta con mi grupo: le ponen ilusión y ganas, y eso hace que yo también me motive.
Sigo aprendiendo a ser jefa. Lo más complicado es encontrar el equilibrio entre ser una jefa estricta o una jefa guay, sabiendo que son mis colegas, no mis amigos.
Hace un par de meses recibí una oferta muy importante, que rechacé con vistas a tener una vida más tranquila y centrada en lo que me gusta. Fue una decisión difícil porque mi intuición no me dio muchas pistas sobre qué hacer. Creo que ambos caminos eran correctos para mí.
Me encantó el vídeo de despedida que me hicieron mis compañeros de sector.
Me encantó la comida de Navidad de la PPM.

Amistades. Me he distanciado de algunos círculos y binomios que solían ser importantes. Ahora tengo menos gente alrededor, pero es gente que me aporta, aunque no pueda ver a todos con la frecuencia con la que me gustaría. Cris y Miguel, Engelchen, Alicia, Rodrigo y Jose, Macu y Alejandro, Ame y Leti, Ainoa, mi grupo de catas...y sí, el encantador de cobras también.
Gracias a Rydwf tengo alguien con quien hablar de lo divino más que de lo humano.
El taller de lo divino femenino me trajo a mi realidad un montón de mujeres especiales, con grandes motivaciones espirituales. Voy a destacar a Morti, una bruja de espíritu inquieto y personalidad alegre, que me sirve de inspiración.
Acabo de caer en que he sustituido a Isabel por Carmen. Voy de maestra en maestra. Siempre mujeres, casualmente.
También estoy viendo cómo dejar atrás a un amigo que fue especial, pero que creo que sólo me va a traer problemas. De momento me debe dinero, y sinceramente, no sé si quiero recuperarlo. Es una pena porque es buen chico, pero está muy perdido. Aunque suene egoísta, no quiero que me arrastre en su caída. No se puede salvar a quien no quiere ser salvado.

Más cosas:
Por trabajo, visité el Bernabeu y me hice una foto con la Copa de la Champions del Real Madrid. Me he quedado con las ganas de visitar el restaurante, y dudo que ya pueda unirme a un consorcio para hacerlo.
He conocido restaurantes especiales, algunos de lujo, como el Urrechu. En serio, qué bien te tratan cuando eres rico.
Me manifesté a favor del lobo, y caminé junto a una manada de perros lobos. Casi tenemos un percance con el macho alfa y Talgo.
Fui a una nutricionista con el objetivo de adelgazar, sin mucho éxito porque no me lo tomé muy en serio. No estaba preparada. También me hice una prueba de intolerancias alimenticias y, oh, sorpresa, dijeron que dejara el glutamato. Alejandro les dio la razón, y me recordó que debo dejar también el azúcar. No sé si lo conseguirá, pero ahora leo todas las etiquetas buscando la proporción de azúcar, y es espeluznante.
Los Levis hicieron por fin la comida mexicana que nos debían, y descubrí el pastel de elote, que está bastante rico.
Este año he estado menos enganchada a las catas de cervezas. La última ha sido este mismo mes de diciembre, donde por fin probamos la mítica Tactical Nuclar Penguin de 32%.
Y como siempre, de las mejores cosas del año, son los dos días pasados en el cielo de las cobras. Esos días furtivos que tanto me cuesta conseguir, que tanto ansío, y que espero con tanta ilusión.

Lo peor del año fueron sin duda la eutanasia de Teína, el fallecimiento de mi querida tía Anita, y el atropello. Y aprender a perder algo que quieres mucho.
Ha habido mucho dolor, pero supongo que también ha habido mucho crecimiento.

Si algo he aprendido este año es que debo apagar mi mente más a menudo. Cuando está de buenas, es genial, pero cuando no, me envenena el corazón, o me sume en la tristeza más grande.
Con el ho'oponopono aprendí a ocupar espacio en la mente para que no cupiesen otros pensamientos. Desde entonces la crítica interna no es tan feroz, por no decir que a veces me sorprendo corrigiéndome cuando tengo pensamientos negativos contra mi persona.
Como herramienta está bien, pero supongo que necesito ir más allá. Supongo que debo aprender más sobre el desapego. Es mi lección de vida: aprender a soltar, aprender a dejar ir, aprender a no involucrarme emocionalmente. Desapegarme de los resultados, desapegarme de las circunstancias, desapegarme de las emociones, desapegarme de los sentimientos, desapegarme de la gente. Y no esperar nada.
Desapego, centrarme en el presente (en el aquí y en el ahora), apreciar lo muchísimo que ya tengo, y hacer lo que me apetezca, sin que me importe la opinión del mundo, ni sus condicionantes, ni las consecuencias, sólo porque es lo que yo quiero hacer y me va a hacer feliz. O sea, vivir un egoísmo más sano. O sea, aprovechar mejor mi eneatipo y mis alas.

Si mañana no despertara, habría varias cosas que me dejaría pendientes, pero en realidad puedo decir que he tenido una buena vida.



¿Qué hay para el 2018?
Pues de momento una final review en Eslovenia y tres conciertos: Machine Head, Pearl Jam, y muy seguramente Dark Tranquility. Se habla también de ir al Graspop; a mí me tocarían Guns 'n' Roses y Iced Earth. Quizás un viaje a Islandia (si sale), una nueva visita a Hamburgo (veremos cuánta gente se apunta finalmente, porque había varias peticiones de adhesión), y ya se promueve una nueva "misión paellita" (aunque yo voy a sugerir ir al Maestrazgo, por variar un poco). Ayer me propusieron un curso de buceo en Cartagena.
También haré el curso de masaje metamórfico con Carmen, que además me va a sacar de mi zona de confort: dejar entrar extraños en mi casa. Continuaré con el curso de eneagrama (próxima lección, eneatipo 7). Y me estoy planteando el curso online de "Reiki Excalibur". Sí, tengo que aprender a llevar las cosas a tierra.
Mucho curro en la PPM.

Y el resto me lo dará el caminar.

Por cierto, este año hay eclipse total de luna en julio.

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