miércoles, noviembre 28, 2018

Soy un tío

Soy diestra biológica (al menos de mano), pero durante toda mi vida, hasta el momento presente, me he estado comportando como un hombre sin ser consciente.

He rechazado, incluso anulado, los aspectos femeninos que había en mí para poder ser como un hombre. He intentado no ser ñoña, ni dulce, ni tierna, ni presumida, ni suave, ni sensible, ni débil. Al contrario, he buscado ser un pilar, una roca, alguien firme y resistente. Por supuesto, nada de mostrar sentimientos, y comportarse lo más estoicamente posible, como si nada me afectase. Intento por todos los medios no llorar en público. Intento que no se vea que estoy sufriendo o que algo me ha hecho daño. Intento que no se vean mis necesidades. Intento que no se vea el miedo que siento. Porque para mí, todo esto significa ser débil, y mostrarlo es inaceptable.

He intentado ser totalmente autónoma y no necesitar de nadie. No suelo pedir ayuda porque iría en contra de lo que me han enseñado. Me siento mal conmigo misma cuando lo hago.

Mis modelos de mujer son fuertes, duras, guerreras, independientes, y solitarias. Masculinas.

Me he tapado para no dejarme ver. He tapado sobre todo aquello que me hacía femenina: mis curvas, mi aspecto. Siempre he vestido muy discreta en colores, ocultando mi pecho y mis caderas, vistiendo mucho de pantalón y ropas holgadas, masculinas. Nada de hacer ostentación, sobre todo en colores vivos o cosas brillantes. Nada de fantasías, ni pedrerías, ni encajes, ni nada que pueda indicar algo delicado o etéreo. Apenas me he maquillado, y si lo he hecho ha sido de una manera muy suave y discreta. Apenas he cuidado mi aspecto exterior, para no destacar, para no ser vista.

También me he camuflado con mi entorno para no llamar la atención, siendo silenciosa, callada, aparentemente tranquila, colocándome donde menos se me viera o donde mejor pudiera pasar desapercibida.

Nunca me he aprovechado de mi condición de mujer. Por ejemplo, aun teniendo alguna regla bastante dolorosa, he aguantado como un caballo de madera. De hecho, no creo que nadie sepa cuándo me baja la regla. No me gustan las conversaciones en las que las mujeres hablan de sus reglas, como si fuese algo que haya que pregonar. Si se me ha roto una uña o me he hecho una herida, no lo he ido difundiendo a todas las personas a mi alrededor. Me rompí el codo y la muñeca y no me quejé. He despreciado a las mujeres hacían esto.

He despreciado también los trucos de mujer para salirse con la suya o sacar beneficio de una situación, como hacerse la víctima o hacerse la tonta. Tampoco he flirteado para conseguir cosas porque me parecía deshonesto. No visto con escote o minifalda para desviar la atención de los temas que hay que tratar. Exponer la sensualidad y la sexualidad me parece algo inapropiado, porque me hacen un espejo que no quiero mirar.

Voy de compras sola y soy bastante práctica a la hora de comprar ropa. No paso horas probándome ropa, ni visitando cien tiendas, ni pensando en combinaciones maravillosas de colores. Y lo que no es ropa también. No presto atención a los temas de decoración, ni a las joyas. No voy a la peluquería, me tiño yo sola, y aunque tengo un color que me gusta más, tampoco me importa que quede mal.

Sí me gusta hacer cosas de chicas, como ir al spa o que me den un masaje, pero lo hago sola también, no voy con amigas. No tengo experiencias de chicas. No comparto con chicas. No tengo muchas amigas, y las que tengo las veo con cuentagotas porque me saturan.

Me molesta el gallinero que se monta a veces entre mujeres.

No llamo a mis amigas para consultar qué tal están, qué ropa se van a poner, si han ido al ginecólogo, etc.

Siempre me he sentido mejor estando con chicos que con chicas. Siempre los he buscado para ser su colega, no una pareja romántica o sexual. Siempre he querido que me tratasen como un igual, no como a una mujer. Me he comportado como ellos.

He estado en conversaciones muy de tíos y me ha parecido normal. Hasta he participado en ellas, o por lo menos he callado. Eso incluía en varios casos comentarios poco amables hacia las mujeres que suelen tener los hombres cuando están juntos.

Tengo gustos de chicos como los videojuegos, las películas de acción o de ciencia ficción, el heavy-metal, las artes marciales, algo de comics. Conduzco como un tío. He hecho una carrera puramente masculina: soy ingeniero y me he especializado en electrónica. Me he convertido en un hombre de provecho.

En mi mente, soy un hombre. Por eso no tengo pareja. Ni siquiera atraigo a los hombres, porque emano una energía masculina que lo que hace es repelerlos. Su sitio ya lo ocupo yo. Ellos no quieren estar con un tío, quieren una mujer, y no lo perciben en mí. En mí encuentran un colega más (colega raro, pero colega). Quizás pueda atraer a hombres basculados (que no me gustan), pero creo que también los asusto.

Igualmente, si en mi mente soy un hombre, es improbable que pueda concebir, ya que los hombres ni conciben ni gestan.

sábado, noviembre 24, 2018

Aspaldiko Donostia.



Cuatro años desde la última vez que viniera, vieja amiga. El mismo motivo: la maratón de Donostia. Entonces me la salté para poder ir al monte de Sta Clara y visitar el lugar donde él había estado unos días atrás. Mi absurda idea era estar juntos en diferido, compartiendo el lugar. Él nunca valoró este tipo de gestos, ni muchos otros que tuve, así como el amor que encerraban.

Este viaje es diferente. La emoción es también diferente. Ayer miraba el monte desde la Concha y pensaba en sí debía volver a subir y reclamarlo. Pero el mar me llamaba, me pedía centrarme en un momento de conexión conmigo misma. Me pedía enraizarme a la tierra y tomar energía a través de las plantas de mis pies. Arena y agua estaban frescas, pero la sensación era revitalizante.

No habrá maratón finalmente, pero espero que haya un flysch, y una comida con amigos con los que compartir un chuletón y una charla. Espero caminar sobre la tierra verde. Espero abrazar el mar y comulgar con él. Espero que la tierra anestesie mi dolor y mi tristeza. Espero coger fuerzas para seguir adelante, no como un zombie, sino con ilusión por el futuro y por la vida. Espero poder encontrar mi lugar en el mundo.

Y siento que este lugar tiene el poder de reconectar a la vida, porque es tradición y costumbre, raíces y tierra, monte y mar, Mari y Ama Lur. Veremos si es así.

jueves, noviembre 22, 2018

Proyecto Sentido

En estas semanas parece que es más claro cuál es mi proyecto sentido. En parte lo he sabido siempre, solo que quizás no era algo que una quiere hacer consciente. Y me parece una putada estar tan determinado y tan supeditada al mismo. Ahora me toca trabajar en liberarlo y devolverlo. Y es un trabajo no desdeñable, después de tantos años comportándome frente a un programa. Ayer pensaba en que era como asesinarte a ti mismo para poder cambiar. Pero ¿acaso podemos decir que la mariposa mata a la oruga en la metamorfosis? Indudablemente, algo de la oruga quedará en la mariposa, en su cuerpo y en su inconsciente.

Anoche hice una meditación sobre el proyecto sentido, parte del trabajo que tengo que hacer. Me pareció muy bonita, muy tierna, muy emotiva. Qué panzada de llorar me di.

Vi a mis padres, muy jóvenes, muy guapos. Estaban contentos y se querían mucho. Ellos querían que yo naciera, pero sus árboles también. Yo tenía un propósito (como todos). Paz me había dicho por la mañana que incluso aunque los padres no quisieran tener al hijo, los inconscientes familiares quizás sí, y que por eso se produce la vida. Es como si alguien te pensase para crearte. Puro principio de mentalismo.

En el momento de mi concepción, cuando espermatozoide de mi padre se unió al óvulo de mi madre, se produjo una chispa. El milagro de la vida, que tenía un color como rosa anaranjado. El proyecto sentido se materializaba.

Me vi creciendo como embrión. Más bien, me sentí embrión, creciendo, explorando mi cuerpo, descubriendo mi entorno, jugando en el líquido amniótico como un pequeño astronauta en el espacio unido a la nave por un cordón.

En un momento concreto llegué a conectar con mi hijo. Era él y era yo al mismo tiempo. Fue muy tierno.

Luego crecí y fui ocupando el vientre de mi madre. Era un lugar seguro y acogedor. Me sentía bien allí.

Cuando el audio dijo que mi sexo estaba decidido y quei ba a ser una niña, me eché a llorar de emoción. Me gustaba.

Pero cuando llegó el parto, y mi adulta me dio la bienvenida al mundo, ahí lloré como una magdalena. Qué llantina. Me pareció precioso ser recibida por alguien que me quería y que me daba calor y cariño.

Y sin parar de llorar, devolví el proyecto sentido a mis padres. A mi madre le di un pergamino, a mi padre una pluma de ave negra. No tengo ni idea qué significa.

Terminó la meditación y seguí llorando un rato. No quise pararlo para poder desahogarme a gusto.

He dormido un poco regular. Me desperté sobre las 3 porque me dolía el abdomen. Empecé con la regla ayer por la mañana, pero no tenía ningún síntoma. De hecho, ni me ha salido el herpes. Creo que el dolor está relacionado con la meditación.

Y esta mañana, me acordaba de la meditación en el coche, y volvía a llorar. Creo que me queda seguir llorando un poco más.

Estoy liberando memorias.

miércoles, noviembre 21, 2018

Volver a mi


Dejé de insistir donde no había lo que buscaba.
Dejé de pedir en manos cerradas
Dejé de esperar en sillas ocupadas.
Dejé de intentar en un cuerpo ajeno.
Dejé de pretender que el otro entendiera.
Dejé de poner los ojos afuera
Y entonces, magia.

Magia.

Volví a mi, como único destino posible.
Volví a mi, como único camino disponible.
Volví a mi, como el único reencuentro pendiente.
Volví a mi y pude verme las costillas, los dolores y mi alma deshidratada.

Y me recibí. Me acaricié. Me perdoné. Me recosté sobre mi hombro. Me nombré con mi propia voz. Y me encontré. Distinta pero intacta. Me tuve otra vez. Me tengo otra vez.

Tengo las llaves de las puertas que quiero abrir. Acá, adentro.
Afuera solo están las cerraduras.
Pero yo decido dónde y de mí depende cómo.
Yo decido dónde.
Yo elijo cómo.

Autora: Lorena Pronsky

martes, noviembre 20, 2018

20 años


Yo lo quería mucho, por eso voy cada año a hacerle una visita. Le llevo flores y hablo con él, así como con los que allí yacen. Es la tumba familiar, cada vez más poblada. Este año nadie la había visitado, porque los pequeños se han hecho demasiado mayores para cumplir con la tradición. Creo que me he quedado sola en esto. Me apena.

Este año le llevé margaritas y una gerbera. La gerbera es por su padre. Es parte de mi tarea de reparación. Cada vez que pienso en ello me pongo a llorar. Debería sentirme halagada por tener esa misión, pero me da rabia. Aun así hago lo que puedo. La búsqueda del padre. No creo que vaya a conseguir llegar muy lejos, pero lo intento. Solo que hay demasiados obstáculos.

Es por este mandato que este año es más especial. 20 años y un mandato de reparación. Aquí estamos.

Hablo con mi abuelo y le cuento de mi vida. Me gustaría decirle que todo está bien, pero no es verdad. De hecho ni sé cómo está todo. Me estoy dejando llevar, y no sé quién me lleva ni a dónde. Supongo que da igual, que diría el gato de Cheshire. Da igual, pero estoy hipersensible con toda la energía Piscis que se está moviendo. Estoy cruzando la noche y me siento perdida.

Y quizás todo empezó hace 20 años.

He recordado aquél día. Me levanté llorando porque soñé que un señor mayor se despedía de mí. Yo supe que se trataba de él, y fui a visitarlo aquella mañana a casa, antes de ir a la universidad. Estaba tumbado en la cama porque se encontraba mal, aunque todos pensábamos que era un catarro. Bromeé con él. La broma de todos los años: ir al Valle a cantar el Cara al Sol. Le ponía de los nervios, pero ambos jugábamos. Estábamos muy unidos. Murió al salir yo por la puerta de casa.

Me lo comunicaron en la universidad. Mone vino a sacarme de clase de bioingeniería y me dio la noticia. Busqué a Crisis y paseamos juntas por el terraplén junto a la cafetería de Teleco recordándolo. Hubo risas y hubo lágrimas. Yo no quería llorar, aunque era lo único que quería hacer. Entonces pensaba que llorar era una debilidad. Que te vieran llorar era exponer tu vulnerabilidad. Y aguanté todo el día como pude.

Diego me llevó al tanatorio. Creo que lloré en el coche, pero delante de él sí me permitía estas licencias. Al llegar me encontré con mi padre que me llamó "brujilla". Después apenas recuerdo el día. Estuve en la sala de la funeraria recibiendo a las visitas, pero no me acuerdo de casi nada. Creo que pasé a despedirme y solamente pude tocarle la cara. Estaba fría y dura. Vi a mi padre secándose los ojos. No volví a verlo llorar. Siempre pensé que desarrolló el cáncer por no desahogarse. O por no cumplir con el mandato. ¿Quién sabe?

Lloré mucho aquella noche al amparo de la oscuridad de mi habitación.
Al día siguiente acudimos a la tumba familiar. Yo estaba como en una nube y lo único que intentaba era no llorar. Él quería enterrarse con su madre, pero terminó con la familia de mi abuela, donde reposa desde entonces. Sé llegar perfectamente a la tumba, a pesar de lo laberíntico del cementerio.

Hoy hace 20 años. Paz me dijo que lo celebrara con él, no por su muerte, sino por la vida. Iba a sacarlo a comer a algún sitio interesante, pero quizás compre un bocadillo y me vaya a visitarlo nuevamente. Es una idea. Tampoco es necesario, porque él habita en mi corazón, donde están los que alguna vez he querido.

lunes, noviembre 19, 2018

IIBFWorldBFChampionship

El viernes fui a entrenar porque prácticamente no había hecho nada en la semana y quería esmerarme un poco. Las 16:30 era la única hora posible. No es la que más me apetecía, pero era la única para encajar todo lo que quería hacer. Fui y me encontré con Ana, la pelirroja. Hacía tanto que no la veía que pensaba que se había borrado del club. Le pasa como a mí: estamos haciendo encaje de bolillos con los horarios. Normal que no coincidíeramos.

Ana me contó que forma parte de uno de los cuatro equipos femeninos que va a competir en la próxima edición del WBC Championship. Han salido cuatro equipos, uno se ha quedado fuera, y el equipo juvenil no se puede presentar porque habrá alcohol en el recinto donde se celebre el campeonato. Lo que me sorprende mucho es que para el poco recorrido que tiene el club (enero de este año) hayan salido tantos equipos y tan buenos. Finalmente serán 64 equipos compitiendo con 8 combinaciones posibles que salen por sorteo. Los equipos llevan más de un mes recordando y practicando las combinaciones, más haciendo las clases normales. Puntúa la potencia, la sincro, y la técnica, para lo cual hay un juez por equipo observando la ejecución de cada combinación. Solamente quedará uno como ganador. El equipo a batir son "Los Ángeles de Buli", el equipo entrenado por Jesús de Las Tablas. Dicen que funcionan como un reloj, normal considerando que llevan cuatro años juntas con dos mundiales a sus espaldas. Sin embargo, creo que lo importante no es ganar, sino disfrutar de la experiencia.

Sinceramente, me habría encantado poder competir también, pero cuando salió la inscripción yo estaba en una guerra muy diferente. Además, debido a mis horarios cambiantes, era difícil poder formar un equipo o encajar en alguno. Y lo peor: tampoco soy tan buena. Seguramente les habría fastidiado la competición. Es verdad que para el campeonato de clubes estaba más en forma (la única vez que he llegado a 100), pero llevo un mes un poco floja, en parte por esta vorágine que no me da continuidad, en parte también creo que es la dieta. La última combinación me trae negra por el tema de la potencia, y no soy capaz de subir de 93.

Solo me quedaba animar, que eso se me da mejor. Me habría encantado ver el ambiente y ver competir a la gente, pero justamente ese fin de semana tengo ya planes. Qué rabia.
Así que he hecho lo único que me quedaba: animar a las chicas que conozco que participan. Lo haré toda la semana. Espero que les vaya muy bien.

viernes, noviembre 16, 2018

Amateurs

El hijo pródigo ha retornado. Charles ha vuelto de su destierro en Consulting después de un mes. Me parece casi increíble que haya conseguido regresar en el plazo estimado inicialmente, cuando yo le hacía allí al menos hasta enero, o perdido para siempre. En esto él ha tenido mucho que ver, se ha procurado su regreso desde el interior dando el coñazo al director del proyecto, que lo tenía retenido porque le venía bien. Mi directora también ha ayudado, pero es más mérito de él en mi opinión. A mí me dice que yo le he dado mucho apoyo moral y consejos útiles, pero no veo que haya sido para tanto. Él dice que yo sería una buena coach.

Charles regresa eufórico y ahora tengo que gestionar esa emoción para que no se desborde y se precipite. Mi trabajo es más gestionar emociones que otra cosa. Me paso el día reunida escuchando quejas, problemas, y apaciguando emociones desatadas. A veces resulta agotador. Pero me alegro que regrese Charles por dos motivos:1) regresa mi Quality Supervisor y no tengo que preocuparme demasiado de impulsar esta actividad con el equipo que me queda. Hay una diferencia sustancial entre tener recursos y tener recursos que adoran el trabajo que hacen y hacen propuestas. 2) Me da alegría. Es una persona con mucha energía extrovertida, que me habla de psicología (que me encanta) y que me ayuda a analizar las situaciones que suceden en nuestro grupo y en el exterior. Creo que puedo confiar en él, y creo que me valora. Me hace crecer como jefa.

Pero ayer no me dio venia hasta la tarde. Y yo esperando todo el día para comentar la jugada de su regreso. Luego hablamos y estuvimos analizando los pormenores. Para él ha sido una pequeña prueba de fuego que cree haber superado. Ha sido mucho más: ha sido un experimento para ver que es posible que una persona del departamento acabe en Consulting. Esto da más miedo, porque todos somos susceptibles de acabar allí, y ARI no puede ser más diferente de Consulting. Tenemos a Consulting en una especie de pedestal porque se supone que son gente aguerrida curtida en la lucha que supone lidiar con las exigencias del cliente, y las luchas que tienen entre ellos por el poder. Sin embargo, la realidad dice que en ARI hay gente muy profesional, muy válida, y más honesta.

Hablando y hablando llegamos al tema de la formación. Me quejaba yo sobre los mecanismos de formación que nos plantean. Y eso que acabo de conseguir, no sé bien cómo, que nos concedan el curso de PM2 a todos los jefes de proyecto de mi grupo. No termino de creérmelo. Pero del catálogo principal echo en falta cursos en softskills, que me parecen fundamentales para todo aquél que se vaya a relacionar con mucha gente, por ejemplo un jefe de proyecto. Creo que he llegado a indicarlo cuando lancé el listado de formación, pero no creo que sirva para nada.

Y entonces Charles me propone una idea: montar nosotros dos un curso de softskills. Un curso con role plays y todo. De repente se activa algo en mi interior, algo parecido a la ilusión (dado mi estado "neutro" tampoco resulta demasiado intenso). Es algo diferente, algo útil, algo que me motiva. Seguramente mi concepto sobre la idea sea muy diferente al que tenga Charles, pero me da igual. ¡Si no tenemos ni puta idea! Da igual, quiero hacer algo así. El curso de plagio no nos quedó tan mal después de todo. No sé cómo lo vamos a hacer, no tenemos ningún detalle, no tenemos nada más que una semilla muy pequeña y casi etérea, pero es suficiente para que piense en dedicarle tiempo, esfuerzo y cariño. Me encanta.

Luego pienso en que es un reto nuevo. Tendrá sus complicaciones, pero lo abordamos como amateurs, con esa cancha que nos da el no tener nada que perder, el querer disfrutar, el querer ser útiles, el de no tener ninguna limitación, el de poder crear sin ninguna expectativa. Es libertad pura de creación sin condicionamientos. Es como volver a ser niños y jugar. Me da igual el resultado. Me apetece mucho.

jueves, noviembre 15, 2018

Jupiterian Vibe

"Yes is the word to everything
To liberty, to sweetness, to peace and construction
Move with the stars, with the wave and with us
Dance to the thunder beats, feel it all around
Jupiterian vibe"
("Jupiterian Vibe". Samael)

Ayer traté con Paz mi numerología. Ella usa la numerología calabística base 22, y con ello aparecen una serie de conceptos asociados con la vibración de la persona: la personalidad básica, la personalidad profunda ,el pilar profesional, el nudo emocional, la resistencia, el freno, el disparador emocional, la búsqueda de la armonía, etc. Es complejillo y desconozco por completo la metodología. Me dijo muchas cosas, de las cuales ya he olvidado bastante, y ni siquiera grabé la sesión para recordarlas. Sé, sin embargo, en mi forma de hemisferio derecho predominante, que la mayoría de las cosas me cuadraba bastante bien. De hecho, me quedé pensando que en el fondo tengo una vibración bastante jupiteriana (como la canción de "Samael"), cuando yo siempre me he considerado neptuniana. Me hace sospechar que mi sombra dorada es mayor de lo que me he permito creer. Aunque ahí precisamente radican mis lecciones de esta vida.

Júpiter, el gran dispositor. El rey de los dioses. Ahora en su domicilio. Me lo estoy imaginando expresándose en Sagitario diciendo: "Soy el puto amo". A mí me va a caer en la casa VIII. Con suerte me toca la lotería y me dedico a lo que mi alma me pide: viajar. Ahora mismo cualquier posibilidad me dispara, y sin embargo me siento atrapada físicamente. Hay otras formas de viajar. Explorar el propio Inconsciente es otra forma de aventura, aunque no sea agradable.

La casa VIII también es el área de la transformación, algo que ya está sucediendo. Paz me dijo que estoy en un año 7, lo que implica un cierre. Me quedan unos cuatro meses. Me siento en un proceso de renacimiento total. Es como estar enterrada en la tierra esperando a germinar. Es doloroso. Es lo que tocaba. También fueron años 7: 1982, 1991, 2000, y 2009, pero no tengo recuerdos concretos de algo tan intenso como 2018. Tendré que revisar fotos de aquellos años para tratar de recordar. También serán años 7: 2027, 2036, 2045, 2054, 2063, 2072 (siendo muy optimista), es decir, me quedan 6 etapas. Me consuela que Paz dijera que el año 8 es un año de poder y materialización. Ojalá. Me merezco un poco de buena fortuna y alegría para variar. Me merezco que las cosas salgan bien a mi favor. Me merezco que la vida me sonría. Me merezco sentirme como Júpiter en Sagitario.

De momento tengo que hacer el trabajo de cierre y de renacimiento. Hay que limpiar mucha mierda. Estamos de limpieza en el desván.

martes, noviembre 13, 2018

Coil

"Coil" es una balada de Opeth. La he cantado un montón de veces, aunque sea un dueto. La voz de ella es preciosa. Y luego está Miguelito, que pone la personalidad. Una canción que siempre me pareció triste, pero con esa belleza que a veces esconden las cosas trágicas. Ahora me identifico con ella. Y ya que estamos, me ha dado por escuchar a Opeth toda la mañana, que no son precisamente los más animados, pero ayudan a la interiorización, como si necesitase más de eso.

"I'll find that the years passed us by". Parecen semanas. Han sido semanas.

Martes y 13. Además hoy es día previo a propuestas y eso significa un aumento considerable de los nervios del departamento. Da igual si es una call grande o no. Yo diría que no es la más importante del año, pero las propuestas presentadas van a ser considerables. Llevo media mañana escuchando a Blanca radiando el estado de las suyas, y no parece que vayan muy bien. "Se me está quemando el pollo" es la frase que más he escuchado hoy. Con eso de que ahora nos sentamos cerca, la escucho mucho más (estoy escuchando más conversaciones que nunca), y me está contagiando. Yo no tengo ese nivel de presión, aunque me toca validar la parte financiera de la participación de mi grupo, y se nota en el tono de demanda que Blanca no es la única que va desquiciada. Me estoy quedando loca con las tarifas erradas y la mala asignación de los costes en el presupuesto. Mañana va a ser un infierno.

¿Cómo estás me pregunta Macu? Y le digo que bien, aunque la respuesta tendría que ser: "me siento neutra". En principio neutro significa que ni bien ni mal, aunque tengo claro que detrás de esta supuesta apatía subyace la tristeza camuflada. Esta mañana en la meditación he sentido esa urgencia por superar la tristeza, pero mi Niña Interior me ha dicho: "¿por qué tanta prisa? Todo tiene su tiempo y necesitas pasar por ello para superarlo. Querer pasar deprisa por ello no hará que lo superes. Necesitas sentir la tristeza y el dolor, aunque no sea agradable. Necesitas estar en la oscuridad". Y luego se ha echado a llorar. Así que la he cogido de la mano y la he acunado, para que supiera que yo no la voy a abandonar, que estoy a su lado. No importa cuánta oscuridad o pesar haya, siempre vamos a estar juntas. Quizás no sepa qué hacer, pero voy a cuidar de ella. Yo no la voy a fallar y yo no me rindo.

Supongo que eso la ha tranquilizado, porque hemos vuelto al modo neutro después de la llantina. Ready for work. Hoy al menos está Macu, y Belén ha traído dulces en previsión del "día de mierda" que se anticipaba. Me he comido solamente un par de macarons. Se me está disparando la ansiedad por el azúcar. La tristeza tiene eso también. Me controlo porque he pensado en sacarme a comer  e ir al Koldovinia. La comida allí es espectacular. El katxopon de hoy ha sido algo increíble, casi orgásmico. No sólo satisfacción inmediata, sino algo más, que es sensorial pero también tiene un punto de elevación. El camarero además me ha ayudado mucho a elegir bien. Incluso se ha tomado la libertad de escogerme el té, que por supuesto estaba bueno. Es la primera vez que tomo un té negro a la menta y chocolate.

"I'll find that the years passed us by". Parecen semanas. Han sido semanas.

Ales me llama y me habla de su madre. Es la fase final. Él está sereno pero se le nota afectado. Normal. Me dice que su madre "lo tiene aceptado". ¿Cómo se acepta algo así? Qué duro. Me acuerdo de mi tía y me emociono. Le digo que se despida ahora que tiene tiempo. Nunca está de más un "te quiero". Las cosas hay que decirlas cuando se puede. Las cosas hay que hacerlas cuando se puede. Le recomiendo también que le dé permiso para marcharse, porque a veces nos aferramos a la vida por pena a los que quedan. Hay dos motivos más para aferrarse a la vida: la biología y el miedo a la muerte. Y así prolongamos nuestra estancia en la tierra innecesariamente, cuando lo natural es fluir.

Informo a Macu. A ella le reviven los últimos días con su padre. Ahora estamos los tres de bajón. Me voy a tomar otro macaron para inyectar azúcar en mi organismo y que me levante el ánimo. Lo que realmente me apetece es evadirme de la realidad.

"I'll find that the years passed us by". Parecen semanas. Han sido semanas.
"Running through the fields of sorrow".

COIL

She told me, why
She told me lies
Always take care of this

I told her how
I've always stayed
Always waiting for nothing

When I get out of here
When I leave you behind
I'll find that the years passed us by

When I get out of here
When I leave you behind
I'll find that the years passed us by

And I can see you
Running through the fields of sorrow
Yes, I can see you
Running through the fields of sorrow

When you get out of here
When you leave me behind
You'll find that the years passed us by

When you get out of here
When you leave me behind
You'll find that those years passed us by

And I can see you
Running through the fields of sorrow
Yes, I can see you
Running through the fields of sorrow

miércoles, noviembre 07, 2018

Sombra


Me encanta el mes Escorpio, sobre todo cuando llueve. Este año está siendo muy intenso. Si no teníamos bastante con la energía escorpiana general, con ese Júpiter poniendo luz en lo que está oculto en el sótano y ese Venus retrógrado que está destapando mierda como si no hubiese un mañana, llega la luna nueva en Escorpio para terminar de rematar. La luna nueva es un espejo de nuestra sombra, la cual a veces está profundamente escondida en nosotros por miedo a reconocerla. Pero todo lo que está oculto, tiene vocación de salir a la luz, y la sombra termina por manifestarse directa o indirectamente. La sombra tiene que equipararse a la luz porque tiene la misma importancia. La sombra necesita ser reconocida y abrazada. Si no abranzamos la sombra, nos estamos queriendo a medias, ya que estamos rechazando una parte importante de nosotros mismos. La sombra no está para humillarnos o para hacernos sentir culpa, sino para enseñarnos algo que es importante, a veces mucho más genuino que cualquier otro rasgo que está en la luz.

Hace unos días leí un artículo muy interesante llamado "La Diosa contra la New Age", proporcionado por la Tribu de Iberia. Había muchas ideas interesantes en el mismo, entre ellas esa tendencia a preponderar a la luz frente a la oscuridad, o incluso peor, ignora totalmente a la oscuridad. Se ve claramente en esa corriente de buenismo y pensamiento positivo que nos invade, en considerar que hay emociones positivas (como la alegría) que hay que potenciar frente a las negativas (como la envidia), en tratar de primar al grupo frente a la individualidad, en exaltar la juventud en detrimento de la vejez, en patrocinar el arquetipo de la Madre o la Doncella frente a la Puta y a la Anciana, la pureza frente a la podredumbre. Se nos pide matar a una parte de nosotros mismos y encima celebrarlo. Se nos pide perder nuestro verdadero poder, que tiene que ver con la integración de los dos aspectos: luz y oscuridad.

Ver lo que hay en la sombra da miedo porque lo que allí reside lo hemos etiquetado como malo. Cuesta asumir que uno es egoísta, manipulador, envidioso, ladrón, maltratador, asesino, avaricioso, perezoso, déspota, arribista, pusilánime, deshonesto, etc, porque nos negamos a asumir que eso pueda estar en nuestra naturaleza y ser parte de nosotros. Nos negamos a ver eso porque en nuestra creencias y nuestra moral alguien decidió que era "malo" y nosotros lo acatamos. La sombra requiere un trabajo de honestidad, y no queremos hacerlo porque es muy duro, porque seguir en la mentira es mucho más confortable. Preferimos pensar que siendo "puro" e "inmaculado" es mucho mejor. ¿Acaso no es una estrategia para no ser rechazado? Rechazarse para encajar. Amputarse para encajar.

Y por otro lado, ¿cuántas cosas "buenas" han quedado en la sombra y no nos hemos dado cuenta?

Hoy es un día de trabajo en la sombra. Hoy ya he visto cosas que no sabía que tenía en la mochila que porto. Cuando haga el trabajo veré alguna más. Todavía me queda por integrar algunas que ya conocía pero que me cuesta aceptar. Es parte del trabajo de este mes, que está siendo doloroso y costoso. En cierta forma, me recuerda a la metamorfosis de las mariposas (o de las libélulas). Espero salir convertida en una, aunque sea una polilla. Sé que estoy deseando que el proceso termine de una santa vez, pero he de tener paciencia y templanza para no apresurar, porque todo tiene su tiempo.

Pero, ¿eh? Urano se va ya a Aries y Júpiter va a entrar en su domicilio. Se despeja el ambiente. Ojalá.

lunes, noviembre 05, 2018

Echar de menos


Echar de menos es la pequeña agonía que siempre está activa, como un proceso en background. Nunca desaparece del todo y cuando todo se para, emerge como un gran vacío exigiendo ser atendido. Es un vacío que no se puede llenar. Un vacío que quema y que no deja respirar. Así de fuerte es la añoranza.

Quizás es más dificil cuando extrañas algo que amas, porque ¿cómo renunciar a eso? No puedes. No se renuncia jamás. Es una herida que queda abierta y no cicatriza. No se renuncia, te lo arrebatan. O se quitan de enmedio. Sea como sea, te quedas con ese amor y ese anhelo, tan inmensos, y ¿qué haces con ellos? Los lloras. He alimentado ríos con mis lágrimas. Pero la pena sigue ahí. También el amor y el anhelo.

Durante el día me he encontrado escapando hasta en los rayos del sol, y en el color otoñal de las hojas. También me vale un supermercado. Cualquier cosa que me ayude a sobrellevarlo. Por la noche es casi peor, porque no tengo donde refugiarme. Son esos momentos antes del sueño, donde la mente galopa alocadamente y me trae su recuerdo. Lamentablemente extrañar no solamente es recordar. Pero luego llega el sueño y me trae paz. Hasta que despunta la mañana. Vuelta a empezar.

Dejar pasar el tiempo, confiando en que las cosas mejores. El tiempo lo cura todo, dicen. Pero no creo que sea verdad. El otro día leí una frase que me parece más adecuada: "El tiempo es un anestésico para una herida que no va a cerrar nunca". La mía no cierra. Lo echo de menos. Mucho. Incesantemente.

A veces me tienta buscarlo, pero me controlo, porque no soy bienvenida, porque no soy celebrada, porque no soy amada, porque no soy buscada, porque no soy correspondida, porque no soy buena, porque sobro, porque soy absurda y no pinto nada.

¿Podría forzar la amnesia? No sé si eso es posible. Tampoco lo querría. Las cosas hay que integrarlas para que puedan transformarte, por mucho que duelan. Si no mueres antes de pena.

viernes, noviembre 02, 2018

Biocultura 2018


Una nueva edición de esta feria y allá que voy. Llevo varios años asistiendo y es una de las citas que más me gustan. Quizás sea por la oferta tan amplia que existe, o porque siempre descubro algo nuevo que me llama la atención. Y eso que seguramente estoy actuando conforme a mi archivo histórico. Esto es bastante biológico, pero muy condicionante y muy limitante, ya que eso me da una tendencia a comportarme de una manera determinada conforme a lo que creo que va a pasar. En este caso, puede que no tenga mayor importancia, pero ¿cuántas cosas me estoy perdiendo por repetir patrones?

Voy primero a clase de yoga para cumplir con mi cuerpo. Llevo unas semanas un poco erráticas respecto a la práctica física, y tengo que aprovechar los momentos que puedo para ponerme al día. Podría llegar antes a Biocultura de no ser por la clase, pero sé que el beneficio va a ser mayor que la asistencia a la feria. La clase es un poco durilla, porque incidimos en la técnica del saludo al sol. Cómo duele hacer Chaturanga. Me lastran el codo y las muñecas, pero más o menos salen, y eso me pone contenta. Me duelen los músculos, pero ese dolor amortigua otro que es mucho más profundo y que se ha removido casi al despertar.

Voy a Biocultura para llegar sobre las 11. Sola, como siempre. Puede que sea mejor así, porque recorreré los stands a mi manera. Empiezo por la zona de terapias y de ropa, que es la que más me interesa, aunque sea más limitada. Me interrumpe Raquel, que me pide un favor: encontrar un chal concreto en la feria. Doy con ello, pero esto reduce mi presupuesto considerablemente. El caso es que me siento bien haciendo ese favor. Tiene mucho con querer ser útil y sentirse útil. No sé si es algo bueno o algo patético, pero va con mi forma de ser: soy servicial, y me desvivo por complacer. A veces me desvivo demasiado e innecesariamente. En realidad, nadie me lo pide. Solamente me nace espontáneamente, y creo que así la gente que reciba mi generosidad se va a sentir mejor. Pero creo que es una fantasía mía. La mayoría de las veces nadie aprecia mis esfuerzos, ni mi generosidad, ni lo mucho que me vuelco por tratar de hacer feliz a la gente. Muchas veces me vacío y si acaso solamente recibo desdén. Puede que sea yo quien tiene un concepto erróneo de lo que significa darse. ¿Darse para qué? Supongo que es algo que debería limitar en mi comportamiento. Aun así, termino haciendo compras para mi hermana.

Hago un parón para tomarme un té chai y comerme una galleta de chocolate. Esto va en contra de mi dieta, pero no hay nada más sano en este pabellón y no me apetece irme al otro todavía. Me quedan muchos stands por recorrer, mucho que curiosear. Me compraría de todo. Se me desata el consumismo. Me controlo lo que puedo.

Paso al pabellón de cosmética y alimentación. Es enorme y la oferta inmensa. Rechazo la parte cosmética y me pongo a curiosear los stands de alimentación. Para entonces no me queda un duro en efectivo, y dudo que en muchos de ellos acepten la tarjeta de crédito. Me encantan los puestos de hortalizas que tienen variedad y tienen orden. También los puestos de venta a granel. Me pirran esos dos factores: orden y granel. Este año parece que las estrellas son la kombucha y el kéfir. Me sorprende un poco porque no sé a qué viene la moda. Los espacios de los grandes (el Granero, Santiveri, Aneto, etc) me parecen impersonales. Prefiero los pequeños productores, aunque voy a comprar poco. Pero termino cayendo y compro miel de alta montaña. Es simplemente deliciosa y no me puedo resistir. De camino he ido probando lo que he podido sacar de algunos puestos: crema de sobreasada, leche de alpiste, refresco de Guaraná, queso...

Me encantaría quedarme todo el día allí. Ni siquiera he visto la programación de los talleres. El año pasado fui a uno de Tao Yin. Me dicen que el domingo hay algo de biodanza, pero no voy a volver a pagar por venir. Con un día es suficiente. Sé que tengo que marcharme porque me va a costar no comprar más. Me dejo los puestos de piedras y los de música. Esta tarde tengo otra sesión de acupuntura, y ya es bastante dinero gastado para haber empezado el mes. El año que viene regreso.

jueves, noviembre 01, 2018

Coco


Cómo son las sincronicidades. Tenía que ser esta película, no otra, la que viéramos en la noche de Halloween, ya que es exactamente el trasfondo de esta película lo que estoy haciendo en esta época de mi vida. Porque ¿qué no es "Coco" sino la reparación de una historia del árbol familiar? Exactamente lo que estoy haciendo yo.

Miguel es un niño mexicano que viene de una larga tradición de zapateros. El oficio viene de la tatarabuela materna, Imelda, cuando su marido las abandonó a ella y a su hija Coco por la música. Desde entonces la música estuvo prohibida para la familia. Es decir, que la rabia de la tatarabuela fue propagándose de generación en generación hasta llegar a Miguel. Todos fueron zapateros por honrar la memoria de la tatarabuela. Pero Miguel no quiere ser zapatero, porque tiene alma de músico. Miguel está reparando la historia de su tatarabuelo. Hoy, precisamente leía en Twitter lo siguiente: "Las heridas emocionales tienden a propagarse a través de los lazos familiares, hasta que alguien consciente detiene el proceso". Como Miguel, como yo.

Miguel quiere ser músico por encima de su familia, pero va a encontrarse el rechazo frontal de la familia. La víspera del día de muertos, Miguel asalta la tumba de Ernesto de la Cruz, su ídolo musical, quien además cree que es su tatarabuelo perdido. Como el velo entre los dos mundos es tan fino, Miguel acaba en el mundo de los muertos. Para regresar, necesita que uno de sus ancestros le bendiga. Sin embargo, su abuela Imelda decide bendecirle con la condición de que abandone la música. Miguel entonces intentará buscar a Ernesto para conseguir su bendición.

En su búsqueda se encontrará con Héctor (otra casualidad), un muerto que dice ser conocido de Ernesto. Les acompañará Dante, un perro callejero que ha cruzado con Miguel desde el mundo de los vivos. Héctor promete ayudar a Miguel con la condición de que lleve consigo su foto y la coloque en un altar de muertos, para poder así regresar y visitar a los suyos. Héctor vive bajo la presión de ser olvidado y desaparecer, si alguien no le añade a una ofrenda.

Miguel conseguirá llegar a Ernesto, pero pronto descubrirá la historia que se esconde tras el personaje. Ernesto de la Cruz resulta ser un tipo ambicioso y sin escrúpulos que solamente ansía la fama. También que fue Ernesto quien mató a Héctor, que es realmente el tatarabuelo de Miguel, y que eso impidió que Héctor llegara a su familia. Ahora Coco, su hija, que es una anciana muy mayor, está muriendo y con ella el recuerdo de su padre. Miguel, Héctor, Imelda, Dante, y el manticor espiritual de Imelda se enfrentarán a Ernesto para conseguir que Miguel regrese a su mundo. En el enfrentamiento, la foto de Héctor se perderá en las aguas.

Miguel llega a tiempo de encontrarse viva a su bisabuela Coco y solamente con música conseguirá que Coco recuerde a su padre. Encontrarán así el fragmento de una foto que completará la foto del altar. Al año siguiente, Coco habrá muerto ya, pero regresará con toda su familia a visitar a Miguel y a los suyos.

La historia es muy bonita y está muy bien realizada. Hay mucho colorido, como en las celebraciones mexicanas. También hay mucho del folkore de allí. El mundo de los muertos es maravilloso, los muertos son graciosos y vitales (creo que es por ellos el gran número de niñas maquilladas de katrinas este año), y los guías espirituales son tan brillantes y coloridos (me recuerdan a un cuento de porquitos de Guanajuato que leía de pequeña). Pensé que iba a llorar mucho con la historia, porque últimamente lloro hasta con el anuncio del detergente, y porque Cris me dijo que era una película muy emotiva. Pero no lloré. Quizás no enganché tanto como pensaba, y eso que me pareció una película estupenda. Bueno, tampoco era necesario llorar, aunque no me habría importado.