viernes, noviembre 16, 2018

Amateurs

El hijo pródigo ha retornado. Charles ha vuelto de su destierro en Consulting después de un mes. Me parece casi increíble que haya conseguido regresar en el plazo estimado inicialmente, cuando yo le hacía allí al menos hasta enero, o perdido para siempre. En esto él ha tenido mucho que ver, se ha procurado su regreso desde el interior dando el coñazo al director del proyecto, que lo tenía retenido porque le venía bien. Mi directora también ha ayudado, pero es más mérito de él en mi opinión. A mí me dice que yo le he dado mucho apoyo moral y consejos útiles, pero no veo que haya sido para tanto. Él dice que yo sería una buena coach.

Charles regresa eufórico y ahora tengo que gestionar esa emoción para que no se desborde y se precipite. Mi trabajo es más gestionar emociones que otra cosa. Me paso el día reunida escuchando quejas, problemas, y apaciguando emociones desatadas. A veces resulta agotador. Pero me alegro que regrese Charles por dos motivos:1) regresa mi Quality Supervisor y no tengo que preocuparme demasiado de impulsar esta actividad con el equipo que me queda. Hay una diferencia sustancial entre tener recursos y tener recursos que adoran el trabajo que hacen y hacen propuestas. 2) Me da alegría. Es una persona con mucha energía extrovertida, que me habla de psicología (que me encanta) y que me ayuda a analizar las situaciones que suceden en nuestro grupo y en el exterior. Creo que puedo confiar en él, y creo que me valora. Me hace crecer como jefa.

Pero ayer no me dio venia hasta la tarde. Y yo esperando todo el día para comentar la jugada de su regreso. Luego hablamos y estuvimos analizando los pormenores. Para él ha sido una pequeña prueba de fuego que cree haber superado. Ha sido mucho más: ha sido un experimento para ver que es posible que una persona del departamento acabe en Consulting. Esto da más miedo, porque todos somos susceptibles de acabar allí, y ARI no puede ser más diferente de Consulting. Tenemos a Consulting en una especie de pedestal porque se supone que son gente aguerrida curtida en la lucha que supone lidiar con las exigencias del cliente, y las luchas que tienen entre ellos por el poder. Sin embargo, la realidad dice que en ARI hay gente muy profesional, muy válida, y más honesta.

Hablando y hablando llegamos al tema de la formación. Me quejaba yo sobre los mecanismos de formación que nos plantean. Y eso que acabo de conseguir, no sé bien cómo, que nos concedan el curso de PM2 a todos los jefes de proyecto de mi grupo. No termino de creérmelo. Pero del catálogo principal echo en falta cursos en softskills, que me parecen fundamentales para todo aquél que se vaya a relacionar con mucha gente, por ejemplo un jefe de proyecto. Creo que he llegado a indicarlo cuando lancé el listado de formación, pero no creo que sirva para nada.

Y entonces Charles me propone una idea: montar nosotros dos un curso de softskills. Un curso con role plays y todo. De repente se activa algo en mi interior, algo parecido a la ilusión (dado mi estado "neutro" tampoco resulta demasiado intenso). Es algo diferente, algo útil, algo que me motiva. Seguramente mi concepto sobre la idea sea muy diferente al que tenga Charles, pero me da igual. ¡Si no tenemos ni puta idea! Da igual, quiero hacer algo así. El curso de plagio no nos quedó tan mal después de todo. No sé cómo lo vamos a hacer, no tenemos ningún detalle, no tenemos nada más que una semilla muy pequeña y casi etérea, pero es suficiente para que piense en dedicarle tiempo, esfuerzo y cariño. Me encanta.

Luego pienso en que es un reto nuevo. Tendrá sus complicaciones, pero lo abordamos como amateurs, con esa cancha que nos da el no tener nada que perder, el querer disfrutar, el querer ser útiles, el de no tener ninguna limitación, el de poder crear sin ninguna expectativa. Es libertad pura de creación sin condicionamientos. Es como volver a ser niños y jugar. Me da igual el resultado. Me apetece mucho.

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