Hace semanas había aparecido un corazón en una de las columnas de mi camino de vuelta en la M-30. Era un corazón grande y rojo, sencillo. Me hacía sonreír al pasar a su lado, como si fuese un signo de buen augurio, o un mensaje de cariño o ánimo hacia mi persona, un guiño. Me gustaba el contraste del rojo contra el gris del cemento, como si fuese un error, algo fuera de lugar, y al mismo tiempo, un acto de rebeldía frente a la monotonía del gris predominante. Algo bueno para cerrar el día.
Pero de repente toda la vía se ha llenado de estos motivos: corazones de colores diferentes representados por columnas, medianas, puentes.... ¿Cuánto llevan ahí? ¿Es posible que no me hubiese fijado antes o han aparecido rápidamente en cuestión de días? Me asombra algunos de los emplazamientos elegidos: no parecen de fácil acceso. Intuyo que han sido dibujados al amparo de la noche, cuando el tráfico también es menor. ¿Hasta dónde llegan? ¿Es posible que toda la circunvalación esté llena de ellos? Yo soy más partidaria del "menos es más" en cuestiones estéticas, pero aun así, me gusta ver esos corazones a lo largo de mi ruta al trabajo. Me ponen de buen humor.
Sin embargo, parecen destinados a ser efímeros. Alguien decidirá que son un acto de vandalismo y que no aportan nada a la ciudad. Terminarán borrados y nadie recordará haberlos visto nunca. Para mí será una pérdida enorme, como lo es perder aquello que te da alegría.
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