martes, septiembre 25, 2018

El prisma del dolor

El dolor lo cambia todo. A veces es un filtro momentáneo que se coloca delante de la imagen, como esas gafas de cristales de colores que dan una tonalidad diferente a lo que miras con los ojos desnudos. De repente todo es de color azul y han desaparecido los brillos y los matices. Es la misma imagen, pero ya no tiene la riqueza de antes. Todo es monocromo y árido. Pero al mismo tiempo, todo se equilibra: lo que tenía importancia, deja de tenerla; lo que destacaba, queda atenuado; y eso hace que lo que no se distinguía, se pueda poner al mismo nivel, deja de estar relegado.

Quizás sean las trampas del ego, o quizás sea la verdad que te negabas a ver.
Es como una bofetada para que despiertes de tu ingenuidad.
Y duele mucho más, porque sobre todo apreciabas a personas.

Yo con el dolor me repliego a mi interior, a ese lugar donde nadie puede llegar. Es como levantar un velo de niebla. Los velos de Ávalon.
Allí rumio el dolor a solas, lo intento transmutar en algo que se parezca a la luz, a las ganas de volver a vivir, intentando que no me devore, intentando emerger cual polilla.
Pero también me protejo. Me insensibilizo, me desconecto emocionalmente (solamente hay dolor agudo, no se siente nada más).

Porque muchas veces, en las supuestas muestras de empatía solamente hay hipocresía y ego.
Los falsos "lo siento mucho", que es una mera formalidad, una convención social para quedar bien cuando no se sabe qué decir, cuando no se empatiza en realidad. Las palabras son muy falsas.

Quizás es mi percepción azul la que me engaña, la que se pone a la defensiva porque no se fía, porque en mi dolor, soy incapaz de creerme esas supuestas muestras de acercamiento. Me parece todo tan sumamente fingido, tan ficticio.
En muchos casos, esa gente que pasa de ti cuando estás bien, se acerca cuando estás mal, solamente para sentirse mejor ellos, para elevar su ego, porque consideran que su gesto los hace mejores personas, los hace sentirse buenos y útiles. Panda de hipócritas. Si no estás conmigo en las buenas, tampoco voy a alimentar tu ego en las malas.
Y al revés, si no sabes estar conmigo en las malas, no mereces estar conmigo en las buenas.

Los eneatipos 6 tienen esa característica de ir posicionando a la gente conforme al nivel de confianza que les inspiran. A veces los acercan, a veces los alejan. A veces los hacen desaparecer del círculo de confianza. Cuesta mucho que eso suceda, porque el 6 es leal hasta el punto de no querer perder a nadie, pero una vez que ocurre, están muertos de verdad. La mayoría de la gente no es capaz de sentir el alejamiento ni la desconexión. A la mayoría probabablemente ni les importe. Muchos incluso creen que pertenecen al círculo cuando ya no existen.
Bueno, es casi peor en el mundo 8.

Y mientas el dolor lo va tiñiendo todo de azul, como un prisma, envolviéndolo en su manto, como la niebla. Para no levantar. Los velos de Ávalon.

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