Que vivimos en un mundo dual y polarizado es algo conocido, aunque no sé si demasiado obvio. Resalta particularmente en los noticieros y también en las redes sociales. No hay como echar un vistazo a Twitter para darse cuenta de los extremos tan distantes que existen, así como el odio que supuran. O que supuramos, no voy a dejar de incluirme en la ecuación.
Intento no leer ciertos hilos para no encabronarme demasiado y llenar mi vida de mierda, aunque hay una especie de atracción morbosa que me lleva hacia ellos. Leo algunos comentarios que no solamente no los entiendo, no los comparto, o me indignan, sino que además me fascina ver cómo hay personas que han llegado a pensar algo así y que creen firmemente en su idea. Me parece inaudito que alguien haya podido tener un pensamiento así, cuando para mí está claro justo el contrario. Por supuesto, para mí, mi pensamiento es más verdad que el suyo, pero desde su perspectiva soy yo la que está equivocada y enajenada. Me asombra que ambos pensamientos existan a la vez, lo del entendimiento ya es más complicado. Y es así como se movilizan las masas y se crean las tendencias. Me resulta muy interesante, aunque también da un poco de miedo.
Una de las últimas muestras de este efecto es el caso del concierto del dúo Andy y Lucas sobre la exposición de una foto del niño Gabriel en un concierto en favor de la prisión permanente revisable. Para mí está claro: la madre no quiere que se utilice la foto de su hijo y tiene todo el derecho del mundo a negar su uso. Me da igual si es ésta u otra causa. Me da igual si esta causa es noble o no, si ayudaría a otros o no. Me dan igual sus ideas políticas. El tema es que ella no quiere y eso hay que respetarlo. Así que como mínimo, el dúo tendría que haber pedido permiso a la madre antes de estampar la foto del niño en una camiseta. Pedir permiso a ella y al resto, por muy a favor que estén.
Para mí se ha creado una polémica estúpida respecto a la decisión de la madre. Primero están los Andy y Lucas, todo ofendidos por la reacción de la madre. Son tan soberbios que la disculpa que han emitido parece un nuevo ataque a la mujer. No parecen entender que es ella quien tiene los derechos de la imagen de su hijo y que no es una imagen pública. Tienen suerte de que no les ponga una denuncia por violación de derechos. Quiero creer, aunque me cuesta horrores, que una parte de ellos ha hecho esto de buena fé, pero tienen que entender que no todo el mundo va a apoyar su causa. Yo misma no la apoyo por muchas razones (en parte porque no la entiendo, en parte porque me parece muy manipulada, en parte porque me parece que no aporta nada bueno). Ellos creen que es una buena causa, pero no pueden obligar a nadie a subirse al carro, a su carro. Y no es peor persona por no secundarla, simplemente o bien no la comparte, o no quiere hacerlo. Y ya está.
Luego están los "ofendiditos" de la causa. Las barbaridades que han podido decir de esta mujer simplemente por negar la foto del niño. Dicen que cuando el niño desapareció bien que difundió la foto para buscarlo. Pero ¿qué tendrá que ver una cosa con la otra? ¡Pues claro que quería encontrar a su hijo! Pero no significa que ahora tenga que pagar el precio de secundar esta causa. Y que si prefiere que los asesinos estén en la cárcel, que si está envenenada por sus ideas políticas (por ser simpatizante de Podemos), etc, todo porque no comulga con esta idea de apoyar la prisión permanente revisable. ¿Por qué no la dejan en paz?
Por cierto que el foco se ha puesto en la madre del niño, pero ¿qué pasa con el padre en este tema? Entiendo que él está de acuerdo con ella y que también él niega el consentimiento, pero toda la ira se ha centrado en ella, quizás por ser la cara más visible en el caso del niño. O quizás no. Esto quizás roce la paranoia, pero quizás la han volcado en ella por ser mujer. Es una idea que me ronda, nada más.
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