No me suelen gustar las películas costumbristas. Depende mucho de la historia que narren y cómo la narren. Suelo evitarlas. Por eso sé que jamás habría ido al cine a ver "Handia", por muchos premios Goya que acumulara en su momento. Pero en esta ocasión no había mucha más opción.
Me encontré con una película interesante. Es una película lenta, narrada capitularmente, y con un toque onírico (esto me encanta). Creo que es buena película, pero no ha terminado de engancharme, pero eso tiene que ver mucho con uno de sus personajes, Martín, con el que no pude empatizar. También se debe a las condiciones en que vi la película: sin sonido, lo cual le resta toda la atmósfera, que tan importante es para crear la identificación. La película está rodada prácticamente en su totalidad en euskera, con lo que pude seguirla leyendo los subtítulos, pero en los momentos en que hablan español (posiblemente también inglés), perdí todos los diálogos y el contexto. No son formas, la verdad.
Handia se basa en una persona real, Miguel Joaquín Eléicegui, el gigante de Altzo, un pequeño pueblo de Guipúzcoa, que llegó a medir 2,43m de altura. En la película, Joaquín es el hermano de Martín. Ambos viven en un caserío en Altzo con su padre y su hermano. Con la guerra Carlista, Martín es enviado al frente, lo cual produce una fricción entre Martín y su padre. De hecho, es mucho más que esto: Martín representa el cambio y las ganas de expandirse más allá de lo conocido, mientras que el caserío representa las raíces , el hogar y las tradiciones. Martín siente ganas de dejar atrás su casa y su familia.
Tras la guerra, Martín desea irse a América, pero no tiene dinero. Regresa a casa y se encuentra con que su hermano Joaquín se ha convertido en un gigante debido a la acromegalia (dudo que en aquella epóca la conocieran). Martín y un promotor de espectáculos llevarán a Joaquín de ciudad en ciudad a exponerlo como un fenómeno de la naturaleza y ganar dinero con él. Joaquín es todo lo contrario a Martín. Él se siente completamente arraigado a su tierra, ni siquiera sabe hablar castellano, y desea una vida tranquila en el caserío. Pero se ve forzado a una vida pública para poder pagar las enormes deudas del caserío que ama. Aquí Joaquín se ve obligado a abrirse a la modernidad para poder sobrevivir. El personaje me parece encantador, es como un Frankenstein vasco, tímido y reservado, atormentado por una enfermedad que le impide ser "normal".
En cierta forma, Martín y Joaquín son la cara de una misma moneda. La relación entre los hermanos no resulta del todo sencilla y eso afecta a la parte comercial. Aunque yo creo que en el fondo los hermanos se quieren, solo que cada uno concibe el mundo de una manera diferente.
La trama se acelera por dos circunstancias: la primera es que la enfermedad de Joaquín hace que su cuerpo se vaya degenerando poco a poco hasta llevarlo a su muerte. La segunda es que en un momento Joaquín deja de ser una novedad para la sociedad, por lo que pierde su atractivo y la empresa familiar empieza a decaer. También sucede que Joaquín es asaltado una noche y pierde todos sus ahorros con los que iba a salvar el caserío. Martín en cambio ha ido enviando el dinero al caserío y tiene que intervenir para salvarlo. Al final, Martín se ve obligado a hacer todo lo que odiaba: ocuparse del caserío, vivir una vida rural, renunciar a su sueño de América, una esposa que no le da mucho apoyo, y ocuparse de un padre al que detesta (muy desleal también su padre), pero del que solamente espera una muestra de cariño. Yo creo que Martín en el fondo es un cobarde, y paga con una vida miserable.