lunes, marzo 05, 2018

Askholes


Mi tristeza y mi apatía me han llevado a replegarme a mi interior. En mi soledad y mi aislamiento he encontrado paz, pero también cierta perspectiva. No sé si veo con más claridad o me he vuelto un poco loca, hasta el punto de que toda visión queda filtrada por mi ánimo. Es como llevar gafas de cristales de color azul.

Lo que menos busco es el contacto humano. Lo justo e imprescindible. ¿Qué me aporta hablar con la gente? Muy poco. Oigo a mi alrededor el zumbido del parloteo, pero no me interesa. Ni lo que hay a mi alrededor, ni lo que pueda ver al otro lado de la pantalla de televisión. No quiero saber nada. Me da todo bastante igual. Ayer me preguntaban cuál era mi motivación para levantarme cada día de la cama, y no supe que responder. La costumbre, supongo.

En mi perspectiva, lo que he visto sobre todo es una serie de personas en mi mundo que me drenan la energía. Son personas de amplio espectro: pesimistas, quejicosas, victimistas, criticonas, pusilánimes.. tengo el catálogo entero. Auténticos askholes. Están acostumbradas a compartir sus problemas conmigo y a recibir de mí cierta atención. Respuesta o consejos también, pero en realidad pienso que lo único que buscan es atención. Son parásitos emocionales. Y me desgastan.

Una parte de mí querría pedirles que abandonasen mi vida y desaparecieran. Pero se supone que son gente cercana (amigo es una palabra demasiado grande), y que en cierta forma los aprecio. No se puede tratar a sí a una persona ¿o es una creencia limitante mía? Mi pensamiento mezquino me dice que en el fondo no me libro de ellas por si pudiera necesitarlas en el futuro, que por otro lado me resulta un tanto absurdo, porque es difícil que yo pueda necesitarlas (con todo lo arrogante que suena). Antes me daban pena y hacía por escuchar y atender, pero ahora mismo no tengo energía suficiente para donar. Y encima la "mala" soy yo.

De momento no he querido ser demasiado drástica, no he sido tan asertiva. Lo que he hecho es escurrirme, como el pez que soy, y zafarme de los intentos de entablar conversación conmigo. Son insistentes. Seguramente alguno se habrá dado cuenta de que lo estoy evitando, y hasta se habrá molestado por ello. Me da igual.

Y aun así, llevo unos cuantos días ejerciendo de psicóloga de temas varios, no para ellos, otra gente, pero igualmente siento que pierdo mi fuerza escuchando quejas y problemas ajenos (dos horitas de terapia que me casqué el viernes con uno de mi grupo). Es insano. Qué hartita estoy.

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