miércoles, diciembre 12, 2018

La niebla

Me levanto y veo una niebla que cubre el barrio. Es un día húmedo y gris, y parece que empeora por momentos, aunque gracias a esto mañana no habrá limitaciones de transporte en la ciudad.
Recuerdo la canción de Marea, que me gusta un montón (como la mayoría de sus letras):

Que el verso que le di al aire
Muere de cualquier manera
Y en el cielo de tu boca
Se lo comerá la niebla.

Hoy tengo una especie de dejavú. Es como haber retrocedido en el tiempo unos años. Primeramente voy a usar transporte público para ir al trabajo, en parte por las restricciones de tráfico, en parte porque me apetecía hacer algo diferente. Tengo bastantes estaciones y las uso para empezar a leer el libro de Luna Dominante. La descripción de la luna geminiana no me aporta grandes sorpresas: verbalizar para afrontar las emociones. Sí, somos así de pesados, pero es nuestro proceso, y si no lo hacemos así, no podemos trascenderlo e integrarlo.

Me bajo en la todavía llamada "García Noblejas", donde la niebla llora. Es un agua muy fina que cala muchísimo. Se me va a encrespar el pelo. Hoy además me he puesto unas medias negras caladas de fantasía que he encontrado en el calendario de adviento. Me encantan, pero jamás me las habría comprado por mí misma. La pega es que quizás no es el mejor día para llevarlas. Cuando salgo tengo una sensación rara que se traduce en mi mente como "parece que no lleve bragas".

Paro rápidamente en una cafetería a desayunar. Voy tarde. Me voy a saltar la dieta a lo grande, así que me pido un café y una porra, que hace mucho que no me como una. Es además bastante más rápido que pedir un croissant a la plancha.

Al salir recorro calles poco transitadas que están cubiertas de hojas secas. Con la niebla todo está muy resbaladizo y hay riesgo de accidente itinere.

Llego a Atos y me meto en el auditorio. Es el Kick-Off del proyecto HiDALGO, en el que participo sustituyendo a mi compañero Iván, que no puede asistir. Son los gajes de ser jefa. Me gusta la sensación de participar nuevamente en un proyecto y escuchar cosas diferentes. La temática es interesante: combinar HPC, HPAD y AI para tres escenarios diferentes relacionados con la polución de aire, los flujos migratorios, y la manipulación de tendencias en redes sociales. De algoritmos no voy a entender una mierda, pero el sistema está bastante claro. Sin embargo yo soy la representante de la parte más administrativa, y mis intervenciones se limitan al cumplimiento de la GDPR (estoy pensando en darme el rol de DPO del departamento) y a tocarle las narices al responsable de diseminación sobre la herramienta que quiere usar para hacer la página web, porque no creo que sea tan flexible ni tenga tanta capacidad como cree. Pero lo que me gusta es el WP3 con los formatos de datos...

Clara me pregunta si tengo puntero. Tengo. ¿Pendrive? Tengo. ¿Adaptador HDMI? Tengo. ¿Boli? Tengo. Hasta me funciona la WiFi. Hija mía, hay que venir preparada a las reuniones. Bueno, mi mochila del PC siempre tiene todo lo que eventualmente pudiera necesitar. Para eso soy un eneatipo 6.

Llega el coffee break de la tarde y el servicio de catering no se ha presentado. Pregunto a Macu antes de echar la bronca a nadie, y resulta que no hemos pedido. Todo el mundo quiere café, pero no sé de dónde podemos sacarlo. Me resultaría más fácil comprar polvorones, pero ¿café? Se nos ocurre preguntar en el bar frente a la oficina y, tras unas gestiones por parte de Macu, nos sirven café en poco tiempo. Aleluya. Me voy a descojonar con lo que voy a sufrir para que me paguen la nota de gastos.

Vamos fatal de tiempo. Se nos va a juntar la reunión con el Social event, que es el centro de la ciudad. Yo quería haber ido a hacer fitboxing, pero no voy a llegar. Esta semana voy fatal con el aspecto físico. Mañana me toca exponer a mí. Visto lo visto, siendo la última de la reunión, y con un tema tan interesante como la gestión del proyecto, no me van a hacer ni puto caso. Pero mi participación acaba prácticamente ahí. Le redactaré el acta a Iván y poco más, que tengo que preparar mi presentación del lunes.

Me encuentro a la jefa en la oficina y comentamos algunas cosas de la semana. Es bastante tarde, pero me da tiempo para escribir este post (siguiendo los dictados de mi geminiana luna). Voy a saquear el calendario de adviento de chocolate que tenemos en la mesa. No queda nadie en la oficina y hay una calma inusual, pero se agradece. Miro por la ventana y la niebla ha desaparecido. Creo que voy a irme pronto a la cama.

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