viernes, diciembre 21, 2018

Maltrato

Arranca el invierno con la entrada del sol en Capricornio. Yule, el solsticio de invierno, el regreso de la luz, la promesa de la vida. Pero además mañana hay una luna llena en Cáncer, una luna en domicilio, que tiene mucho que ver con nutrirnos a nosotros mismos. En torno a estos dos puntos se han organizado una serie de celebraciones que van a hacerme tener un fin de semana un poco ajetreado. Creo que ya estoy un poco agobiada porque no sé bien cómo voy a encajar todo, pero siempre termino consiguiéndolo, así que no será mayor problema.

Pero todo esto será más divertido cuando me reponga de la sesión de terapia de hoy. Cada sesión es un golpe a la línea de flotación, y las dos últimas han sido particularmente fuertes. Nadie dijo que la sanación fuera sencilla, pero más bien diría que es tremendamente dolorosa, sobre todo cuando tengo enfrente a alguien como Paz que no va a sentir compasión por mi dolor, porque eso sería dar cancha a mi mente para poder escapar de lo que tengo que ver. Así que ella hurga en la herida y yo sangro. Es como si tocara directamente en el nervio y el dolor se propagara por todo el cuerpo. Lo siento especialmente en el pecho y en el plexo, pero la flojera es general.

El resumen de la sesión lo he encontrado en la siguiente frase:


En mi caso se refiere a cumplir con los mandatos familiares. No creo que haya hijos más obedientes y sumisos que yo, ni más equivocados, siguiendo las normas, los valores y las creencias familiares, lo que mi familia esperaba de mí, evitando decepcionar o traicionarles siendo yo misma. No digo que mis padres hayan sido malos, porque han hecho lo mejor que podían con lo que sabían (como todos), pero me han castrado de una manera brutal (de manera inconsciente). Nunca he sido yo (por ser como ellos querían - inconscientemente) y ahora no sé quién soy. Así que efectivamente, se puede estar equivocado (muy equivocado) por las razones "correctas" (¿correctas?).

No sé en qué momento decidí que ser yo era algo malo, pero siempre he tenido esa sensación de ser una persona defectuosa, de que en mí había algo horrible que jamás iba a ser aceptado, y por tanto, mi estrategia de vida ha sido el escondite. Pero cuando me preguntan ¿qué hay de malo en ti?, no sé qué responder. No lo sé.

Esa sensación de inadecuación explica mi fobia social, así como la superficialidad de la mayoría de mis relaciones sociales, dado que no permito que la gente se acerque y escarbe. Conocen una parte de mí, pero no es la auténtica. Seguramente uso muchas máscaras con las que presentarme al mundo, disfraces que puedo controlar para que no se vea lo que yace dentro. Hablo poco de mí y lo que hablo suelen ser cosas intrascendentes. Incluso cuando he empezado a hablar más abiertamente de mi afición a la astrología, de las terapias alternativas, o de mis aficiones más peculiares ha sido siempre desde un punto de distancia medido para que me aporte seguridad, la seguridad de que no me van a encontrar y no me van a hacer daño. Que no me hagan daño es algo importante para mí, y aun así me lo han hecho, por mucho que luego finja que apenas me ha rozado.

Me he abierto a algunas personas, no muchas, pero han hecho daño. Hay alguna relativamente reciente. Esto tiene su truco porque es como una profecía autocumplida: si te abres, abusan de ti, te maltratan, te dañan, entonces ¿para qué abrirse? ¿cómo puedes confiar? ¿cómo puedes creer? Y entonces te repliegas. "I am a rock, I am an island".

Hoy he retrocedido a los 18, porque fue ahí cuando sentí por "primera" vez la libertad. Y en vez de aprovecharla en mi favor, me enjaulé en el intento de cumplir con las expectativas familiares. En esa época no hice más que estudiar sin descanso, para no lograr nada, y encima para tener que soportar la cara de decepción de mis padres, como si encima me hubiese ido de juerga cada día.

Siento mucha rabia, pero sobre todo la siento contra mí por haberme traicionado de esa manera, por no haberme protegido, por no haberme rebelado, por no haber dado la cara por mí, por haberme sometido sin más, por permitir que el mundo, la sociedad y mi familia pasaran por encima de mí. Me da rabia porque todo lo que yo creía era falso para mí, pero yo no lo sabía y lo acepté a costa de mi tiempo, mi esfuerzo y la vida que yo merecía.

A la mierda la familia y sus creencias.
A la mierda las expectativas sobre mi persona.

Me da rabia porque ya es muy tarde y no puedo dar marcha atrás para reparar eso. He estado viviendo algo que es metira y ahora no sé qué hacer. He perdido mucho tiempo y estoy muy malherida. Me siento tan perdida, tan hundida, y tan fracasada. Y tan sola. Y encima ahora tengo que confiar en mí para poder salir adelante, cuando soy la persona que más daño me ha hecho.

He vuelto a los 18 y he hablado con mi niña interior, que por supuesto está herida. En el Inconsciente no hay tiempo, así que si algo he sanado ahí, se habrá propagado en el tiempo hacia adelante y quizás sienta los efectos pronto. Sí, podría ser el argumento de una película de ciencia ficción.

Sin embargo, llevo llorando prácticamente desde que terminé la sesión, sacando la emoción, que no es poca (madre mía, ¿cuánto he llorado yo en lo que va de año?). Supongo que es positivo, no lo sé. Luego me evadiré a través de los rituales, esperando que hagan una magia que me hace falta para poder agarrarme a algo. Pero primero tengo que adecentar un poco el ánimo porque no quiero terminar llorando en público, y estando tan alterada como estoy, la probabilidad es alta. Voy a hacerme con Rescue Remedy, un poco de respiración profunda, y siempre puedo fingir que estoy resfriada para no dar muchas explicaciones.

No hay comentarios: