miércoles, junio 27, 2018

Normalización

La palabra "normalización" siempre me recuerda a los SIEMs, concretamente a la recolección de eventos de múltiples fuentes de datos, con múltiples formatos, que deben ser traducidos al formato interno del SIEM para poder ser procesados y correlados en busca de posibles alarmas o ataques de seguridad. En el proyecto MASSIF me mapeé varios formatos de logs contra el formato OSSIM para pudiéramos desarrollar nuestro escenario de juegos olímpicos, una tarea que correspondía a los desarrolladores, pero terminé haciéndola yo. Como me gustan (y me relajan) los temas de estructuras, terminó gustándome el ejercicio, aunque empecé un poco mosqueada con el tema. A la larga, el ejercicio me ayudó mucho a comprender el funcionamiento de nuestro SIEM y su aplicación en nuestro escenario. A su vez, eso me ayudó a entender mejor los otros escenarios, las mejoras que íbamos a aplicar, y el proyecto en general. Y le cogí cariño a los SIEMs.

Pero la palabra "normalización" significa realmente estabilizar algo con respecto a la norma. Y ¿qué es lo normal? Lo normal solamente es una convención, un estándar. Alguien (o un grupo) decide que algo tiene que comportarse conforme a unas características y criterios, lo etiquetan y lo describe como "lo que debe ser". El concepto se promueve como lo "verdadero y bueno", y termina por aceptarse por un colectivo (la sociedad, por ejemplo). Todo lo que no se ajusta a esa norma, es anormal, incluso malo, despreciable, o peligroso. La norma nos aporta una falsa sensación de seguridad y cumplimiento de valores, a la que nos aferramos como si nuestra vida dependiera de ello.

Pero si algo me han enseñado mis años de I+D es que estándares hay muchos, que todos aspiran a imponerse, y que todos evolucionan. Es decir, por un lado hay grupos que deciden que lo suyo es lo bueno y lo mejor, y quieren imponer su visión a otros que consideran que lo suyo es lo bueno y lo mejor. ¿De qué depende que prevalezca uno u otro? Es algo impredecible, hasta el punto de que hay ideas realmente malas que se han impuesto sobre otras aparentemente mejores.
Recuerdo haber leído en alguna parte que el que se imponga un estándar solamente significa que en realidad se está imponiendo una especie de cosmovisión, una forma de ver y entender la vida. Por eso, no me sorprende que los franceses estén tan fastidiados con que la lengua franca sea el inglés y no el francés (la lengua de los francos, qué ironía).
Por otro lado, que un estándar evolucione, significa que la idea primigenia deja de ser buena para convertirse en otra cosa mediante las aportaciones a la misma: modificaciones, añadidos, eliminaciones...Es algo vivo y variable. Es decir, que la normalidad no es absoluta, pura, e inmutable, sino totalmente cambiante y subjetiva, a veces al servicio de unos pocos para que impongan sus criterios.

Por eso, ¿qué significa normalizar la vida? Significa retornar a algo como era antes de que sucediera un incidente. Pero ¿es eso posible? Yo creo que no. Incluso aunque retomase las rutinas que tenía anteriormente, hay cosas que han cambiado, especialmente en mi mente, y que me impiden que todo sea como solía ser. Lo que pasa es que la normalidad aporta una aparente sensación de encarrilamiento y subsanación que hace que la gente a tu alrededor se tranquilice, como si todo estuviese bien y superado. Sobre todo, les permite respirar aliviados porque les quitas de enmedio el espejo que les hace enfrentarse con su propia sombra. Los espejos son incómodos para todos. Así que te embardurnas en tu barniz de normalidad para complacer al exterior, y dejas que todo se cueza a fuego lento en tu interior, escondido a los ojos de los demás.

Aunque donde mejor me encuentro es en casa, he empezado a retornar al mundo mínimamente. No estoy especialmente social. Ayer fui a la oficina porque tenía una reunión de mi grupo de cierre del H1-2018 y me sabía mal cancelarla. Me sentí bastante mustia hasta el simulacro de incendios. Eso lo cambió todo. Me fui con unas compañeras a la cafetería del hotel y allí estuvimos hablando de cosas intrascendentes, mucho small talk, como las vacaciones de una de ellas por Bretaña. Después la reunión, que fue bastante agradable (lástima que no pude poner el vídeo de los pingüinos), y sirvió para cohesionar el grupo. El 1 de julio hará un año de nuestra andadura. Yo quería haberles dado unos regalos que había comprado para ellos (un detalle sin demasiado fuste), pero hubo un problema con el repartidor y no fue posible.  No estoy muy contenta con la empresa, y los regalos no son como yo esperaba exactamente. Se los daré el jueves, dependiendo de lo que me digan hoy en el hospital.
Por último la comida de grupo, que se prolongó hasta las 16h. Hablamos de películas, de eneatipos, de los HoMs, de chascarrillos generales de ARI. Charles dijo que era como estar en Navidad. Y era verdad. Muy buen ambiente, muy entretenido.
Al llegar a casa vi que habían llegado los regalos que tenía para el grupo. Estuve envolviéndolos en papel de regalo y escribiendo notas personalizads, y así pasé la tarde. Fue peor después cuando me quedé sola con mis pensamientos.

Hoy he vuelto a clase de stretching. He estado a punto de no ir, proque no me sentía muy segura, y porque me da vergüenza. Marta ha estado muy cariñosa y ha estado dándome ánimos. Siempre ha estado muy pendiente de mí. Es una chica muy agradable.
El cuerpo ha respondido bien. Lo de que tenga memoria, ayuda. Hoy he conseguido tumbarme completamente hacia adelante en el suelo con las piernas abiertas. Solo un ratito, pero lo suficiente para darme cuenta de lo mucho que ha progresado mi flexibilidad en estos meses. La de cadera, al menos. Mi espalda también está mucho mejor.

Y luego, vuelta a casa para trabajar. Evaluaciones de H1. Me encantaría poder cerrarlas todas en esta semana, pero voy un poco a remolque. Y eso que van a ser buenas en general. Pero a la gente le gusta charlar y que les presten atención. Y yo soy como mamá gallina y sus polluelos. Nah, tengo un buen equipo.

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