jueves, junio 28, 2018

Chinos y bragas

Tengo que escribir esta anécdota porque sé que en el futuro leeré este post y sonreiré. También pensaré que trabajaba en un lugar donde la gente estaba fatal de la cabeza, unos con más tara que otros, pero todos con tara. Luego, dentro del grupo, hay gente que contribuye especialmente al surrealismo general, porque les pasan las cosas más peregrinas del mundo. Siempre a los mismos. Se convierten en leyendas.

D es uno de estos individuos singulares. Anécdotas tiene muchas, como para escribir un libro. Voy a empezar con la de las bragas, que no es de ahora, pero que la hemos rememorado recientemente porque merece la pena ser contada.

Tenemos en el departamento un trolley que podemos solicitar para viajes. D lo pidió para uno, y resulta que se encontró unas bragas azules en el mismo. Una persona normal habría tirado las bragas a la basura (o se las habría quedado, si es muy pervertido), y ahí se habría acabado todo el asunto. Pero D se empeñó en encontrar a la dueña (o dueño) de las bragas enviando un correo a todo el departamento indicando el hallazgo. Previamente quiso que la secretaria del departamento fuera la que enviara dicho correo, pero ella se negó, muy tajantemente, y terminó haciéndolo él mismo. El choteo fue generalizado al recibir semejante comunicación. Obviamente nadie reclamó las bragas, y el correo quedó para la posteridad como otra de las cosas extrañas relacionadas con D. No sé qué pasó con las bragas.

Segunda anécdota. Hoy mismo. Termino una de las evaluaciones, cuando me coge Charles y me lleva a una pecera para contarme algo que no puede decir en medio de la campa. Por un momento pensé que había pasado algo muy malo, hasta que Charles me dice: "creo que a D se le ha ido la olla definitivamente".
Lo ha dicho tan solemnemente, que no he podido evitar reírme, y eso que no sabía el resto.

Resulta que D perdió el portátil en un taxi, pero él pensó que se lo habían robado. Dos alternativas: 1) me lo he dejado en el taxi, 2) la inteligencia china ha entrado en mi casa a robármelo. Qué pensaría una persona normal? Pues D optó por la 2). Todo porque trabaja en un proyecto de seguridad de nucleares y explosivos. Por lo que yo sé (que no es mucho) tienen que desarrollar una plataforma que parece un DSS, y ni siquiera van bien. A ver, un proyecto europeo, H2020, que no va a ningún lado, ni maneja información ultraconfidencial. Ni siquiera tiene una security clearance para acceder a información clasificada o a zonas restringidas. Y el end-user no va a ser tan inconsciente de darnos acceso al entorno real, así que imagino que los datos son fake o bastante inútiles.

No sé qué clase de paja mental se ha montado este chico en su cabeza, que cree que los chinos (o los rusos) le espían para robar los secretos del proyecto. A él que es el project director. Lo tenía clarísimo: habían entrado en su casa por la ventana, y debían tener influencias, porque D tiene una alarma de seguridad en la entrada que no había saltado. Peor aún, tiene una cámara instalada en el interior (apuntando a qué?), que no ha logrado captar ninguna foto. Y estaba convencido de que habían instalado micros en su casa para monitorizarlo a él y su trabajo los días de teletrabajo.

Todos sus compañeros aconsejando a D que llamara al taxi para preguntar por un portátil perdido, y sí la gestión la hizo, pero como algo secundario, sin demasiada relevancia. No tanto como que un grupo de espías chinos le estuviesen siguiendo a él.
Así que, ni corto, ni perezoso se planta en una comisaría para denunciar el robo. Ignoro si ha llegado a mencionar la trama china. Dios, la cara del policía si alguien le va con eso...
Tan enfocado estaba en el tema, que llegó a pedirle a Jaime, el deputy del sector, que le pasase sus contactos en la Guardia Civil (hablamos de capitanes y rangos considerables) para abrir una investigación oficial, porque estaba en juego la seguridad nacional. La cara de Jaime debía de ser un poema (más o menos como la que he puesto yo, según Charles), aunque me han dicho que mantuvo la compostura todo el rato sin reírse. Yo creo que estaba acojonado pensando en el posible mal uso de unos contactos que tanto ha costado conseguir, y por la pérdida de la reputación del grupo si D se emperejilaba mucho en llamarlos.

Dice Jaime que ha perdido horas de su vida intentando frenar a D, que estaba totalmente desatado. Ríete del micromanagement. Y D insistiendo a Jaime que no era consciente de la relevancia de un proyecto como el que nos ocupa, con tanta información relevante. D estaba encantado de la atención recibida.  El tío se debe ver como una especie de James Bond y va contando su película a todo el mundo. Sólo que, según José, la debe ir cambiando con cada interlocutor. Yo siempre he dicho que tiene demasiada deseabilidad social (entre otras cosas).

Y de repente...llamada del taxista por un portátil perdido...

Me descojono. Mucho.
En serio, el nivel de surrealismo de algunos días roza lo absurdo. Te tienes que reír porque de absurdo resulta cómico.
Cuando esto se empiece a difundir, el choteo va a ser grande. Y con razón.

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