No es frecuente pero a veces sueño en alemán. Y siempre está claro que debo mejorar mi nivel, el cual se va perdiendo a ojos vista de no practicar.
¿Cuál ha sido el detonante de este sueño? ¿Ha podido ser la discusión tonta que tuvimos ayer los kukusus por chat sobre las fronteras de Europa?
Otro sueño largo y extraño.
Yo estaba en Lübeck. Había alquilado una bicicleta y quería regresar a Hamburgo. Iba a subir a un autous, pero el espacio estaba ocupado por dos caballos de un tiovivo y dos señoras. Quedaba espacio para mi bicicleta, pero no me permitían subir. Pensaba entonces en cómo llegar a Hamburgo. Consultaba mi móvil y la aplicación me mostraba que la estación de "Schleswig" estaba relativamente cerca y que podría usar mi bici de alquiler para llegar allí. Una chica pasaba a mi lado y me decía "Holstein". Y yo pensaba, "Sí, Lübeck será Holstein, pero yo tengo que ir a Schleswig.
Me ponía en marcha siguiendo las indicaciones del GPS de mi móvil. Mi bicicleta se había convertido en un triciclo y era tremendamente complicado avanzar. La aplicación me indicaba que me metiera en un almacén y que bajara un nivel. La bicicleta desaparecía y yo bajaba por una escalera de mano hasta un subterráneo donde estaba un equipo técnico. Uno de los chavales portaba un fusil de asalto de color blanco, un tanto baqueteado, y lleno de ajustes. Me ofrecía probarlo, pero aunque me apetecía, le decía que no.
Salía a la calle y había un mercadillo navideño, pero parecía estar todo invadido por una vegetación muy forestal, con espíritus del bosque y hadas. Me llamaban la atención dos dependientes que estaban hechos de muérdago, cuyas cabezas se enredaban.
Llegaba a una estación. Allí me comía una tortilla que llevaba en el bolso. Sé que también estaban mi compañero Ross y mi gata Ozzy, pero no recuerdo por qué. Llegaba un tren que iba en dirección a Hamburgo, pero yo decía conscientemente no cogerlo. Era viernes y quería fumarme el día sin ir a trabajar. Pero luego he visto un autobus que se dirigía al aeropuerto y me he animado.
Al intentar entrar las puertas se han cerrado en mi cara. He pedido al conductor permiso para entrar. Cuando he ido a pagar el ticket, el hombre me ha dicho que íbamos a hacer otra cosa, que en vez de pagar el ticket podría comprar una pulsera patrocinada por un catedrático de la universidad. De esta manera, yo podría agradecer el gesto de generosidad que había tenido al dejarme subir al autobus. A mí no me hacía mucha gracia la idea, pero por no discutir aceptaba. Entonces el conductor se ha sentado y ha empezado a cantar una canción religiosa, parecido al "Salve Regina". Una monja a su lado ha empezado a acompañarle. La situación me parecía rarísima, y me preguntaba si no sería mejor bajarme pronto del autobus.
Entonces el autobus entraba en una zona monumental llena de grandes iglesias. Parecía más Munich que Hamburgo. Una de las iglesias tenía en un frontal un relieve policromado de los cuatro músicos de Brema. Crisis aparecía a mi lado. Yo le decía que esa zona apenas la visitábamos, y a ambas nos parecía bien bajar a hacer un poco de turismo. Esto me permitía salir antes del autobus también.
En la calle, un cocinero era procesionado anunciando su restaurante. Me parecía muy poco alemán.
Nos parábamos delante del escaparate de una tienda de ropa gótica. Yo le decía a Crisis que todo era mejor cuando viajábamos juntas. Y ahí me he despertado.
¿Cuál ha sido el detonante de este sueño? ¿Ha podido ser la discusión tonta que tuvimos ayer los kukusus por chat sobre las fronteras de Europa?
Otro sueño largo y extraño.
Yo estaba en Lübeck. Había alquilado una bicicleta y quería regresar a Hamburgo. Iba a subir a un autous, pero el espacio estaba ocupado por dos caballos de un tiovivo y dos señoras. Quedaba espacio para mi bicicleta, pero no me permitían subir. Pensaba entonces en cómo llegar a Hamburgo. Consultaba mi móvil y la aplicación me mostraba que la estación de "Schleswig" estaba relativamente cerca y que podría usar mi bici de alquiler para llegar allí. Una chica pasaba a mi lado y me decía "Holstein". Y yo pensaba, "Sí, Lübeck será Holstein, pero yo tengo que ir a Schleswig.
Me ponía en marcha siguiendo las indicaciones del GPS de mi móvil. Mi bicicleta se había convertido en un triciclo y era tremendamente complicado avanzar. La aplicación me indicaba que me metiera en un almacén y que bajara un nivel. La bicicleta desaparecía y yo bajaba por una escalera de mano hasta un subterráneo donde estaba un equipo técnico. Uno de los chavales portaba un fusil de asalto de color blanco, un tanto baqueteado, y lleno de ajustes. Me ofrecía probarlo, pero aunque me apetecía, le decía que no.
Salía a la calle y había un mercadillo navideño, pero parecía estar todo invadido por una vegetación muy forestal, con espíritus del bosque y hadas. Me llamaban la atención dos dependientes que estaban hechos de muérdago, cuyas cabezas se enredaban.
Llegaba a una estación. Allí me comía una tortilla que llevaba en el bolso. Sé que también estaban mi compañero Ross y mi gata Ozzy, pero no recuerdo por qué. Llegaba un tren que iba en dirección a Hamburgo, pero yo decía conscientemente no cogerlo. Era viernes y quería fumarme el día sin ir a trabajar. Pero luego he visto un autobus que se dirigía al aeropuerto y me he animado.
Al intentar entrar las puertas se han cerrado en mi cara. He pedido al conductor permiso para entrar. Cuando he ido a pagar el ticket, el hombre me ha dicho que íbamos a hacer otra cosa, que en vez de pagar el ticket podría comprar una pulsera patrocinada por un catedrático de la universidad. De esta manera, yo podría agradecer el gesto de generosidad que había tenido al dejarme subir al autobus. A mí no me hacía mucha gracia la idea, pero por no discutir aceptaba. Entonces el conductor se ha sentado y ha empezado a cantar una canción religiosa, parecido al "Salve Regina". Una monja a su lado ha empezado a acompañarle. La situación me parecía rarísima, y me preguntaba si no sería mejor bajarme pronto del autobus.
Entonces el autobus entraba en una zona monumental llena de grandes iglesias. Parecía más Munich que Hamburgo. Una de las iglesias tenía en un frontal un relieve policromado de los cuatro músicos de Brema. Crisis aparecía a mi lado. Yo le decía que esa zona apenas la visitábamos, y a ambas nos parecía bien bajar a hacer un poco de turismo. Esto me permitía salir antes del autobus también.
En la calle, un cocinero era procesionado anunciando su restaurante. Me parecía muy poco alemán.
Nos parábamos delante del escaparate de una tienda de ropa gótica. Yo le decía a Crisis que todo era mejor cuando viajábamos juntas. Y ahí me he despertado.
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