Hace unos días que supe de Lady Liuwa, la última leona de la planicie de Liuwa en Zambia. Durante años fue una reina solitaria, el último especimen en una región asolada por los furtivos. Los leones son de los felinos más sociales que existen. En particular las hembras, que viven en grupos familiares que se extienden a madres, tías y hermanas. Tuvo que ser muy difícil para ella adaptarse a una situación de soledad y de supervivencia, al carecer de un soporte estratégico y táctico para la caza y la defensa, rodeada de situaciones de peligro y enfrentamientos (hienas, fundamentalmente). Pero ella aprendió, y sobrevivió. Todo un símbolo de perseverancia y resistencia. Un icono. Una leyenda.
Parece que en algún momento se quiso salvar la especie, introduciendo algún macho que contribuyese a la reproducción, pero los esfuerzos fueron insatisfactorios. Quizás era demasiado mayor para ser madre. Finalmente metieron a Sepo, una compañera, y juntas llegaron a formar un pequeño clan. Los hijos de Sepo fueron adoptados por Lady Liuwa. Una nueva familia, una nueva esperanza.
Lady Liuwa murió con 17 años. No está mal considerando que la media de vida va entre 15 y 20 años. Al menos no murió sola. Esto fue en agosto del pasado año. Sepo la seguiría poco después, víctima de dos leones macho que quisieron matar a los cachorros para poder procrear. Parece que los cachorros están bien, aunque me pregunto quién cuida de ellos.
Me siento muy identificada.
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