viernes, octubre 19, 2018

Un arcoiris en medio de la tormenta

Hoy hemos hecho la clase de yoga con las luces apagadas. La profesora se ha empeñado en este tema, pero se habría necesitado un poco más de luz para poder ver mejor. Es verdad que nos hemos trasladado hacia los ventanales para tener más claridad, pero lo cierto es que fuera el día estaba gris, lluvioso y plomizo. También se nota que los días se han acortado, aunque nos queda bastante hasta llegar al solsticio para tener una noche más larga.

El día está como mi vida, revuelto. Aunque se agradece el cobijo de la clase y el poder estar conmigo misma en una actividad que implica un cierto grado de presente, como es el yoga. Clase de torsiones y de caderas. Entre el stretching y el yoga tengo las caderas totalmente flexibilizadas, y eso eso es muy bueno, porque es la cadera desde donde parte todo movimiento. También ese concepto se traslada a la vida: la columna te sustenta y la cadera te dirige, luego si las tienes bien, tu vida está bien.

He mejorado mucho el resfriado en un día. La acupuntura ha sido mano de santo. Aún me queda poner a tono el cuerpo. Eso lo haré durmiendo, pero creo que hasta el domingo no voy a poder darme un homenaje. Estoy pensando en cancelar las clases del domingo solamente para quedarme durmiendo hasta la hora de comer. Ya sé que después me obligaré a levantarme, pero la tentación está ahí.

No digo que todo esté mal, pero está raro. Está demasiado denso, demasiado tumultuoso. Por dentro hay una especie de calma chica, pero me da miedo porque podría convertirse en tormenta en cualquier instante. Me da miedo también que esté tapando y tapando en vez de afrontar.

Pero hoy en clase de yoga, mientras hacía una de las torsiones, he visto un arcoiris entre las nubes, y he sonreído. ¿Cuánta gente lo habrá visto en clase? Posiblemente no mucha, o ninguna. He pensado en BH. No quiero decir que sea una señal del cielo, pero cuando haces estas conexiones tan rápidas es como una especie de mensaje.

Estoy triste, pero hay arcoiris aunque sean efímeros. El arcoiris ha desaparecido como ha llegado, difuminándose entre las nubes. Son estos arcoiris los que me dan una pizca de fuerza para continuar, porque la verdad, no tengo ni idea a qué aferrarme en la vida para seguir. No tengo nada. Bueno, tengo una misión: limpiar el árbol, pero es complicadillo.

Y esta tarde, seguimos.

No hay comentarios: