sábado, julio 07, 2018

Dolomitas


Una semana en la región de los Dolomitas, patrimonio de la Unesco. Pocas veces estaré más de acuerdo con esta designación. Todo lo que se relaciona con la Naturaleza debería ser reconocido y protegido. Es lo que somos en realidad, a pesar de que el progreso nos lleva en sentido contrario, parecería que a la auto destrucción.

No ha sido éste mi mejor viaje. Junto a la mochila física, cargaba una mochila emocional pesada. No he estado al 100% ni física ni emocionalmente. He llorado más de lo que esperaba y he tenido más momentos de bajón de lo que habría querido. Siento que este estado sombrío haya podido perjudicar el viaje de mis compañeros. Pero no he podido evitarlo. No controlo los detonantes, simplemente salto cuando menos me lo espero y por la cosa más insospechada.

Aun así, creo que el viaje me ha venido bien para tomar distancia, para apartarme del foco principal de la tristeza. Todos los sitios visitados merecen la pena, pero sin duda la montaña es lo que más podría resaltar.  Es en la montaña cuando uno siente mayor conexión con la Fuente. Uno olvida sus problemas, sus preocupaciones, sus obligaciones...todo lo que es ficticio...y se convierte en uno con la montaña, con la Naturaleza, con la vida. Sabe a poco, quizás porque necesito más de esa conexión. Aunque tal vez no necesite irme tan lejos para lograrlo, puedo encontrarla dentro de mí misma, si logro callar mi mente y apaciguar mi ansiedad.

Siento un poco de miedo ante el regreso. Siento miedo por volver a una vida que parece vacía y carente de sentido. Una vida de soledad, acompañada de mis miedos, mis inseguridades, mi desvalorización... Y a fin de cuentas ellos siempre son mis fieles compañeros, los que nunca fallan. La gente es más voluble e interesada.

 Tengo algunas ideas en mente para empezar, pero no sé si van a servir para algo útil. Pero no tengo mejor plan. Ni siquiera me van a servir para aplacar los vacíos y todo ese torrente emocional que me recorre por dentro. Ojalá todo fuera de otra manera. Ojalá fuera más aguerrida y fuerte.

No me gusta el verano porque lo suspende todo en el tiempo. Ya queda menos para el otoño, debo ser más paciente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Siento un poco de miedo ante el regreso. Siento miedo por volver a una vida que parece vacía y carente de sentido. Una vida de soledad, acompañada de mis miedos, mis inseguridades, mi desvalorización...".

¡Si supieras cuánta gente siente ésto!
Siempre queda el planificar el siguiente viaje.

¡Ánimo!

R.

Morrigan dijo...

El siguiente tiene corte espiritual, o esa es la idea. Ya veremos.