jueves, julio 12, 2018

El león dormido


El león moribundo de Lucerna es una de las más bellas y magníficas esculturas que he visto en mi vida. Se encuentra en la ciudad suiza de Lucerna, está tallada en una pared de roca, y homenajea a los 300 miembros de la Guardia Suiza que murieron defendiendo las Tullerías en la revolución francesa.

La escultura representa un león herido de muerte, y su gesto es bastante realista. Aun así he querido usarlo para esta entrada de mi blog porque es la imagen que ha venido a mi cabeza cuando he pensado en el título. Usando mucho la imaginación, casi se puede pensar que esté durmiendo. Es una escultura impresionante.

En mí reside un león dormido. Normalmente la fiera está controlada, pero está ahí latente, y a veces despierta. Su fuerza, su poder son inmensos, y eso es lo que me da un poco de miedo: no ser capaz de manejar a la fiera, no ser capaz de doblegarla cuando sea necesario.

Pero despierta y se desata, por las causas más variadas, y despliega una energía impresionante. A veces se dispara por la pasión, otras por el daño a alguien querido, otras por el daño que me hacen a mí... siempre me asombra la magnitud de su potencial.

Sería mejor dejar que campe a sus anchas? Por qué retener a la fiera? Por qué no dejar que su poder se despliegue en toda su amplitud? Por qué ese miedo? No creo que el león sea tan dañino ni peligroso, solamente quiere expresarse en su totalidad.

Mi mediocridad reside en parte en la represión de esa energía.

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