Lo llamo "pazo" porque es la palabra que me ha venido al despertar en el sueño. Pero sí, podría ser un pazo. Era una casa de campo solariega, grande, de paredes grises como los sillares que la conformaban. Era una casa grande, sólida, imponente, robusta, austera. Una casa hecha para durar y resistir.
Estaba situada en el norte de España, aunque no sabría indicar la región. No demasiado cerca del mar, más bien en un alto. Tenía un jardín de entrada muy amplio.
Allí iba a tener una reunión de trabajo a la que yo asistía. Había alquilado una habitación en la propia mansión. Sólo de pensar pasar allí la noche, me helaba la sangre. Había algo de esa casa que me daba puro pavor. Era inquietante. No sabría explicar qué exactamente. Parecía como si la casa estuviese viva y me observase. Aun así, la casa no parecía pretender amenazarme adrede, era yo la que se sentía aterrada. Pero esto solamente lo sentía yo, para el resto de personas allí presentes, la casa no tenía nada especial. Por eso, cuando alguien ha mencionado que estaban en otro hotel, he pensado inmediatamente en cancelar mi alojamiento allí. No lo he hecho, porque me entretenían con otra cosa.
Alguna de mis primas de Zaragoza también ha aparecido por allí, aunque apenas ha dejado huella en el sueño.
Lo que sé es que la casa era yo.
Estaba situada en el norte de España, aunque no sabría indicar la región. No demasiado cerca del mar, más bien en un alto. Tenía un jardín de entrada muy amplio.
Allí iba a tener una reunión de trabajo a la que yo asistía. Había alquilado una habitación en la propia mansión. Sólo de pensar pasar allí la noche, me helaba la sangre. Había algo de esa casa que me daba puro pavor. Era inquietante. No sabría explicar qué exactamente. Parecía como si la casa estuviese viva y me observase. Aun así, la casa no parecía pretender amenazarme adrede, era yo la que se sentía aterrada. Pero esto solamente lo sentía yo, para el resto de personas allí presentes, la casa no tenía nada especial. Por eso, cuando alguien ha mencionado que estaban en otro hotel, he pensado inmediatamente en cancelar mi alojamiento allí. No lo he hecho, porque me entretenían con otra cosa.
Alguna de mis primas de Zaragoza también ha aparecido por allí, aunque apenas ha dejado huella en el sueño.
Lo que sé es que la casa era yo.
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