Hoy he visto en twitter la siguiente frase: "El caos es un modelo que aún no conocemos".
Como frase me parece buena, pero no estoy de acuerdo del todo con ella. Podríamos decir que el caos es un modelo en potencia, pero no en ser.
Para mí el caos es en todo caso un devenir, el paso de un modelo a otro. Un cambio, pero no un cambio cualquiera. El caos es más intenso, más rápido y tiene un impacto en nosotros. Si fuese un cambio gradual no sería caos, porque no lo percibiríamos hasta que ya se hubiese dado. Pero el caos es notable porque se encarga de disolver estructuras que considerábamos inamovibles y firmes, aquellas que nos aportaban seguridad.
El impacto del caos puede ser doloroso y traumático porque nos obliga a salir de nuestra zona de confort. Nos creemos perdidos, pero simplemente estamos en tránsito. El dolor viene más de nuestro apego al modelo anterior y a la resistencia que ofrecemos al cambio, en vez de permitir que el cambio se produzca y nos adaptemos de una manea mucho más suave.
Eso sí, el caos es inevitable e implacable. Su misión no es ser tibio y condescendiente. Su misión es destruir para poder crear algo nuevo. No dejará muchas estructuras en pie.
Y sin embargo es necesario, como lo es cualquier cambio en sí. La vida es cambio continuo. Si no fuera por el cambio, estaríamos muertos. El cambio nos reta y nos pone a prueba, nos hace aprender, nos moldea. Esto es necesario porque el nuevo modelo que se avecina requiere de una nueva versión de nosotros.
Quizás nos gustaría que el cambio fuera más gradual, más suave. Pero quizás tuvimos esa opción y nos negamos a aceptarla. Por miedo, por comodidad, por arrogancia...¿quién sabe? Teníamos que evolucionar y no quisimos. La sacudida, pues, es ya el último recurso para movilizarlos.
Así que, como el cambio va a suceder y va a ser agitado, no queda otra que capear el temporal lo mejor que se pueda. Guarecerse, protegerse, y dejar que las cosas sucedan, mientras nos preparamos para una nueva etapa en nuestra vida.
Como frase me parece buena, pero no estoy de acuerdo del todo con ella. Podríamos decir que el caos es un modelo en potencia, pero no en ser.
Para mí el caos es en todo caso un devenir, el paso de un modelo a otro. Un cambio, pero no un cambio cualquiera. El caos es más intenso, más rápido y tiene un impacto en nosotros. Si fuese un cambio gradual no sería caos, porque no lo percibiríamos hasta que ya se hubiese dado. Pero el caos es notable porque se encarga de disolver estructuras que considerábamos inamovibles y firmes, aquellas que nos aportaban seguridad.
El impacto del caos puede ser doloroso y traumático porque nos obliga a salir de nuestra zona de confort. Nos creemos perdidos, pero simplemente estamos en tránsito. El dolor viene más de nuestro apego al modelo anterior y a la resistencia que ofrecemos al cambio, en vez de permitir que el cambio se produzca y nos adaptemos de una manea mucho más suave.
Eso sí, el caos es inevitable e implacable. Su misión no es ser tibio y condescendiente. Su misión es destruir para poder crear algo nuevo. No dejará muchas estructuras en pie.
Y sin embargo es necesario, como lo es cualquier cambio en sí. La vida es cambio continuo. Si no fuera por el cambio, estaríamos muertos. El cambio nos reta y nos pone a prueba, nos hace aprender, nos moldea. Esto es necesario porque el nuevo modelo que se avecina requiere de una nueva versión de nosotros.
Quizás nos gustaría que el cambio fuera más gradual, más suave. Pero quizás tuvimos esa opción y nos negamos a aceptarla. Por miedo, por comodidad, por arrogancia...¿quién sabe? Teníamos que evolucionar y no quisimos. La sacudida, pues, es ya el último recurso para movilizarlos.
Así que, como el cambio va a suceder y va a ser agitado, no queda otra que capear el temporal lo mejor que se pueda. Guarecerse, protegerse, y dejar que las cosas sucedan, mientras nos preparamos para una nueva etapa en nuestra vida.
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